lunes, 5 de septiembre de 2005

La Solidaridad

Esta semana participamos de dos acontecimientos que bien merecen ser destacados: la donación de más de 100 mil dólares por parte de la empresa ENTEL a la comunidad de Isla Huar, en la comuna de Calbuco, y el compromiso de más de 200 jóvenes de las universidades de la ciudad de Osorno, como miembros de la Red de Jóvenes Solidarios. El primer hecho permitirá que 1.400 personas a través de las cinco escuelas de la isla puedan acceder a Internet y vincularse con el mundo entero; los niños, que ya son buenos alumnos, tendrán más oportunidades y mejores profesores, y sumarán a sus talentos la información y los conocimientos para ser mejores personas y mejores ciudadanos. Los jóvenes de Osorno podrán acompañar a otros tantos niños que están en riesgo de repetir o desertar del sistema educacional, los acompañarán en el estudio, a realizar sus tareas y les entregarán el afecto necesario para sentirse motivados por aprender.

Parece extraño que esto sea noticia. En general, se nos señala que como sociedad carecemos de una ética cívica, de un marco valórico compartido, pero nosotros creemos que una sociedad pluralista no puede ser obstáculo para tener referentes colectivos. Como tampoco, que la exagerada reivindicación unilateral de lo ciudadano frente a la sociedad, que ha generado un débil sentido de lo público, pueda conducirnos a consolidar una perspectiva privatizante de la vida del individuo. Tenemos que recuperar el sentido de la responsabilidad social: eso es la solidaridad, que no es un sentimiento, “es la firme convicción y perseverancia de trabajar por el bien común”; son “lecciones de auténtico patriotismo”, como lo entendía el Padre Hurtado. Quiero invitarles, como lo hiciera Gabriela Mistral hace 53 años, a seguir redoblando nuestros esfuerzos para construir un país para todos, será el mejor tributo que le podremos hacer a nuestro primer santo, de otra manera, “seguirá siendo un desvelado y un afligido, mientras nosotros no paguemos las deudas contraídas con el pueblo chileno”, mientras no saquemos al último de nuestros compatriotas de la miseria y la humillación en que viven día tras día.

sábado, 3 de septiembre de 2005

Los weblogs en la educación

Si había incertidumbre acerca del papel que podrían jugar los weblogs en la educación, la aparición de varias de estas bitácoras virtuales exclusivamente enfocadas al tema despejó toda duda. La proliferación de weblogs ha empezado a marcar una tendencia, y dada su rápida diversificación, su aplicación para fines educativos era sólo cuestión de tiempo. Extremadamente versátiles, los blogs ofrecen la posibilidad de comunicar en tiempo real, en un estado de permanente actualización a todos los actores educativos entre sí. Por su facilidad de actualización, los blogs constituyen un soporte natural a la comunicación de información en un sentido amplio. Los gestores ya lo han incorporado a su quehacer, generando blogs para programas radiales, ciclos culturales o campañas solidarias, por citar algunos ejemplos. En materia de educación, los últimos acontecimientos en la blogosfera tienen que ver con la “circulación” de diversas ofertas a los educadores que ahora podrán seguir desde la comodidad de sus hogares o momentos de navegación en sus lugares de trabajo.
Los blogs permitirán la divulgación del trabajo desarrollado en la escuela por los alumnos, el de profesores y fortalecer el contacto con los padres. Pero también la posibilidad de administración en grupo contribuye a favorecer el trabajo colaborativo, crear y fortalecer el liderazgo de profesores y alumnos que desarrollan el rol de administradores del blog. Asimismo, esta herramienta en manos de los profesores servirá de instancia de acercamiento con los alumnos, al contener la potencialidad de convertirse en una sala de clases funcionando las 24 horas. Conocer los blogs personales de los alumnos hará posible también un acercamiento a sus problemas y vicisitudes, facilitando el trabajo de psicopedagogos, orientadores, padres y apoderados. Por último, la posibilidad de estampar comentarios en los weblogs ofrece una buena perspectiva de la opinión de los usuarios y por lo tanto de la comunidad educativa, respecto a la realidad en que se desenvuelve el establecimiento. El nuevo universo que suponen las nuevas tecnologías a la educación se basa en herramientas como estas: simples pero efectivas, por eso coloco a disposición de ustedes mi bitácora en carlosdelgadoalvarez.blogspot.com. Espero sus comentarios.

jueves, 1 de septiembre de 2005

Economía informacional y educación

Se está configurando un sistema económico-tecnológico donde la productividad, competitividad, eficiencia, comunicación y poder en las sociedades se constituye en buena medida a partir de la capacidad tecnológica de procesar información y generar conocimiento. Se entiende en el marco de la globalización resultante de la capacidad de ciertas actividades de funcionar como unidad de tiempo real a escala planetaria. Esto es más que la globalización económica, es la globalización de la ciencia, la tecnología y la información; la globalización de la comunicación, tanto en los medios de comunicación masiva y multimedia, como en las nuevas formas a través de Internet. Es el nuevo sistema global que se constituye a partir de redes de intercambio y flujos de comunicación que es a la vez extremadamente incluyente como excluyente. Incluyente de todo lo que tiene valor según los programas dominantes en los flujos y excluyente de todo aquello que, según dichos programas, no tiene valor o deja de tenerlo.

Dichas redes globales articulan individuos, segmentos de población, países, regiones, ciudades o barrios, al tiempo que excluyen a otros tantos individuos, grupos sociales o territorios. Por lo tanto, si las fuentes de productividad y competitividad en la nueva economía global dependen fundamentalmente de la capacidad de generación de conocimiento y procesamiento eficaz de la información, ésta depende, a su vez, de la capacidad educativa, cultural y tecnológica de las personas, empresas y territorios. En la economía informacional, la educación y la innovación se constituyen en fuerzas productivas directas. Pero siendo condiciones necesarias para el nuevo modelo de desarrollo, no son suficientes, porque también, en este nuevo modelo de desarrollo informacional, la sociedad y las instituciones juegan un papel decisivo. Ello es así, por un lado, por que la productividad y competitividad dependen de la calidad de los recursos humanos y de la capacidad estratégica de instituciones y empresas para articular dichos recursos en torno a proyectos de inversión viables y sustentables. Por otro lado, por que la estabilidad social y política y el eficaz funcionamiento de las instituciones son factores sicológicos esenciales para los inversores globales, de cuyo comportamiento depende, finalmente, el valor de empresas y países en los mercados financieros.

Este nuevo modelo supera a los Estados, pero articula a los segmentos dinámicos de las sociedades en todo el planeta, al tiempo que desconecta y margina a aquellos que no tienen otro valor que el de su vida. Más educación mejora la vida de las personas, pero la buena educación mejora el bienestar, incluye, articula y conecta a más personas, empresas y regiones.

miércoles, 31 de agosto de 2005

Igualdad: la tarea educativa

Probablemente el primer académico que estudió la desigualdad desde un punto de vista empírico y crítico fue Aristóteles, quien afirmó que “en todos los Estados el cuerpo de ciudadanos puede ser dividido en tres partes: los muy ricos, los muy pobres y la clase media, la cual forma la mayoría”. La justicia, según este filósofo, “se encuentra en la distribución de honores, bienes materiales o cualquier cosa que pueda ser repartida entre aquellos que participan en el sistema político”. Desde educación se reparten los bienes de la cultura y del conocimiento, bienes claves para tener éxito en la sociedad que estamos diseñando. Por lo tanto, adquiere especial relevancia quien toma las decisiones. Propongo que evaluemos cómo estamos y cuánto ha contribuido la educación para mejorar la distribución de los recursos en nuestro país. En principio, quiero señalar cuatro ámbitos de análisis:

· Igualdad de acceso: las probabilidades de que un niño o niña, joven o adulto de diferente grupo social ingrese al sistema escolar. Este ámbito lo tenemos resuelto: acceso universal en la enseñanza básica y media, y la educación superior avanza hacia niveles satisfactorios.
· Igualdad de supervivencia: la probabilidad que tienen las personas pertenecientes a diferentes grupos sociales de estar en el sistema escolar a determinado nivel. Para conseguirla, hay que pensar en la no desigualdad de medios e incluso en equidad de medios; lo que significa por ejemplo que los alumnos de diferentes grupos culturales tengan materiales didácticos no demasiados alejados de su contexto, o que los alumnos reciban una atención diferenciada en función de sus necesidades. Esto lo hemos abordado recientemente con programas focalizados y especiales: P-900, Básica Rural, Interculturalidad, Becas y Asistencialidad Escolar, subvención diferenciada. Estamos colocando más recursos donde más se necesitan.
· Igualdad de resultados: la probabilidad que tienen sujetos de diferentes grupos sociales –escolarizados en determinado nivel educativo- de aprender lo mismo; es decir; que las puntuaciones de una prueba de rendimiento- como el SIMCE- se distribuyan de forma similar en cada grupo social. Aquí tenemos deuda con los más pobres, los resultados nos señalan que mientras mayores son los recursos socioculturales de las familias, mayores son los puntajes obtenidos por sus hijos en las evaluaciones escolares.
· Igualdad de consecuencias: se entiende por tal, las probabilidades que sujetos de diferentes grupos sociales tienen de acceder a similares niveles de vida como consecuencia de sus resultados escolares. Es decir, tener salarios análogos, trabajos de estatus parecido, igual acceso a puestos políticos, entre otros. Este concepto relaciona al sistema educativo con la vida adulta y con el mercado laboral; y obviamente su consecución no es responsabilidad única del sistema educativo. Ámbito en el cual recientes estudios en Chile demuestran la predominancia del clasismo y no de la meritocracia que todavía es una excepción.

Esta breve reflexión nos lleva a pensar que tanto la igualdad, como la calidad, es una utopía, tan inalcanzable como necesaria para un Chile mejor.

La cultura de la colaboración

Durante estos años he constatado que lo común es que existan prácticas educativas individualistas arraigadas en muchos liceos y entre sus profesores, las cuales producen atrofia profesional y dificultan la coordinación en una organización ya de por sí débilmente articulada. Viven aislados, lo que da lugar a la autocomplacencia y potencia situaciones de inmunidad y de impunidad de las que disfrutan muchos de ellos y que obstaculizan cualquier intento de innovación y de cambio. Los hábitos, las tradiciones y las prácticas en las relaciones entre estos docentes entorpecen la colaboración, dado que por ejemplo: identifican la tarea profesional únicamente como la función docente; las instancias directivas y supervisoras tienen la costumbre de admitir y permitir el hecho anterior; existe la tradición de elaborar unos horarios escolares con criterios egoístas que impiden los encuentros, el intercambio y el trabajo colaborativo; existen historias personales anteriores entre docentes, rivalidades o conflictos no resueltos; algunas personas mantienen conductas pasivas por miedo a evidenciar su falta de actualización disciplinaria o didáctica entre los compañeros.

Entonces nos encontramos con un docente aislado, vinculado al sentido patrimonialista de su aula y su trabajo, lo que puede considerarse una de las características más extendidas y más perniciosas para la cultura escolar. El aula es el santuario de los profesores. El carácter sacrosanto que le otorga es un elemento central de la cultura escolar que se preserva y se protege a través del aislamiento del profesor y la vacilación de los padres, directivos y compañeros en su intención de violarla. Este aislamiento se puede presentar como un estado pedagógico, en el que la inseguridad personal o el miedo a la crítica recluyen al docente en los límites de su aula, de su incompetencia y de su previsible arbitrariedad y autoritarismo; o como un aislamiento ecológico, determinado por las condiciones físicas y administrativas que definen su trabajo; o, como un aislamiento adaptativo, concebido como una estrategia personal para encontrar voluntariamente el propio espacio de intervención y protegerlo de las influencias nocivas del contexto. Estos profesores tienen la sensación constante de que no se dispone de tiempo suficiente para afrontar todas las responsabilidades y obligaciones derivadas de las tareas docentes; que el tiempo en el aula pierde importancia y entra en colisión con el dedicado a la preparación de clases, la formación, las reuniones, la elaboración de materiales y las evaluaciones.

Sin embargo, actualmente se tiene cada vez más la seguridad de que la educación es una tarea colectiva. Los estudiantes tienen derecho a recibir una enseñanza de calidad y tal cosa no es posible si entre los profesores no existen planteamientos congruentes y actuaciones solidarias a partir de algunos criterios comunes, pues el hecho de compartir concepciones y convicciones sobre la enseñanza es fundamental para conseguir acciones coordinadas y de calidad. Proporcionar a nuestros estudiantes la educación de calidad que sin duda se merecen, exige que entre las personas que los educamos existan ciertos planteamientos comunes, así como criterios de actuación suficientemente coherentes. Tales requisitos no son posibles sin la adecuada coordinación que proporciona la colaboración a través del trabajo en equipo.

martes, 30 de agosto de 2005

Más oportunidades para mayor libertad

La equidad en educación significa hacer efectivos, entre otros, los derechos a la igualdad de oportunidades, a la no discriminación y a la participación; implica no sólo igualdad de acceso –que hemos garantizado-, sino y sobre todo, igualdad en la calidad de la educación que se brinda y en los logros de aprendizaje que alcanzan los alumnos en los ámbitos cognitivo, afectivo y social. John Rawls en su concepto de Justicia como Equidad nos invita a trabajar por el ideal valórico de un sistema equitativo de cooperación social entre personas libres e iguales, donde toda persona no sólo tiene derecho a un régimen suficiente de libertades básicas iguales, compatible con un régimen de libertades iguales para todos; sino que además, donde las desigualdades sociales y económicas deben estar ligadas a empleos y funciones abiertos a todos, bajo condiciones de igualdad de oportunidades, y deben favorecer a los miembros menos favorecidos de la sociedad. Es decir, para Rawls la verdadera libertad nos es posible sin un reconocimiento pleno y la aplicación efectiva de los derechos sociales y sin el principio de equiparación de oportunidades, que no significa tratar a todos por igual, sino, por el contrario, dar más a quién más lo necesita y dar a cada cual lo que requiere en función de su situación y características personales y de su origen social y cultural.

El Gobierno del Presidente Lagos, al decidir la entrega de US$16 millones, provenientes de los impuestos que tendrán que pagar las 35 mil personas más ricas del país, a 15 mil jóvenes de la educación superior y técnica de familias modestas, no está haciendo otra cosa que construir las bases para la igualdad de oportunidades futuras para aquellos que hoy, teniendo talento, han nacido bajo un régimen de desigualdades y por lo tanto, tendrán un futuro abierto a las oportunidades disponibles a todos. De esta manera, no sólo estamos otorgando “más a quien más lo necesita” y compensando las condiciones de origen, sino que por sobre todo, lo que nos interesa es crear un régimen distinto, un régimen de libertades reales que les permita a los jóvenes de hoy optar y decidir mañana sin tener que estar sujetos a condicionamientos políticos y sociales que seguirían reproduciendo las desigualdades de hoy. Con medidas como estas, la educación si se convierte en un elemento de transformación social, que juega un rol en la superación de las desigualdades sociales disminuyendo las brechas de injusticia existentes. La construcción de una sociedad más libre no tiene que ver con las oportunidades entre uno y otro producto en el escaparate del supermercado que tiene un individuo, sino que con la dignidad con que las personas transitan por nuestras calles, viven en nuestros barrios y participan de los procesos de elección de futuro. Las oportunidades hoy serán la libertad de mañana; más y mejor educación hoy es el instrumento para derrotar la pobreza esclavizante a la que de otra manera seguirían sometidos muchos de nuestros jóvenes talentosos en el futuro.

De la sociedad que queremos

En mis 16 años de vida profesional, los últimos seis los habré cumplido en el Ministerio de Educación. He sido testigo de los grandes cambios que han experimentado nuestro país y nuestras escuelas, de los mejoramientos en la infraestructura y equipamiento escolar, de la mayor asistencialidad y apoyo a los estudiantes en todos los niveles del sistema, de las luchas y mejoras que han experimentado los profesores tanto en condiciones de desempeño como en retribuciones y reconocimientos, del aumento de recursos para la inversión y para la gestión de las instituciones educativas, de la ampliación de la libertad de los padres para elegir la educación que aspiran para sus hijos y de las posibilidades para realizar ofertas educativas atractivas a las demandas de las familias y los jóvenes especialmente. Así, han aumentado las cifras de cobertura en todos los niveles educativos, siendo similares a muchos países desarrollados; hemos disminuido la deserción y la repitencia escolar, ha aumentado la asistencia a las escuelas; estamos incrementando nuestros niveles de escolaridad en todos los grupos etáreos y niveles socioeconómicos: los pobres y las mujeres han sido quienes más se han beneficiado de esta política educativa expansiva.

Pero no estamos satisfechos, a pesar de todas las bondades concretadas en beneficios reales para grandes grupos de chilenos tradicionalmente excluidos de los beneficios de la educación. En efecto, al final del día pareciera que la calidad y la equidad fueran incompatibles, aún cuando creo que de hecho no es posible alcanzar una enseñanza de calidad para todos, organizándola en vías paralelas y segregadas en función de determinadas características del alumnado y sus familias. Creo que sería contradictorio hablar de enseñanza de calidad si no preparase a los futuros ciudadanos para el aprendizaje de valores fundamentales para nuestra convivencia, como son el respeto, la solidaridad o la tolerancia. Estos últimos años nos hemos visto exigidos a tener una escuela “eficaz”, que como en una especie de nuevo taylorismo educativo, los “diversos” no tienen cabida. Entonces, le hacemos correcciones al modelo, pero que en lo fundamental, seguimos teniendo establecimientos escolares destinados a la capacidad de compra de las familias, con efectos secundarios como el etiquetando de los alumnos y la disminución de las expectativas que los profesores tienen sobre ellos. Si seguimos de esta manera haciendo las cosas, es altamente probable que nuestra sociedad futura ya no sea de tres clases sociales tradicionales (alta, media y popular), por que nuestro sistema educativo habrá generado una estructura social distinta a partir de la configuración del actual sistema educacional: A, B, C, D y E. Claramente definido no sólo por sus requisitos de pertenencia, sino también por los resultados educativos de las escuelas a las cuales están asistiendo sus hijos.

Las oportunidades de esta crisis