miércoles, 26 de agosto de 2020

¿Qué liderazgo para la nueva escuela?

Si el mundo está cambiando producto de esta pandemia, es también una oportunidad para la escuela, ésta no puede permanecer estática. ¿Qué ha de cambiar en la escuela? Lo más relevante es la redefinición del tipo de liderazgo que se desarrollará y aunque parezca de perogrullo, no dará lo mismo quien dirija una escuela. Hay efectos significativos directos -demostrados por la investigación nacional e internacional-, que un fuerte liderazgo pedagógico puede contribuir a crear estructuras que faciliten el trabajo de los profesores y que éste, a su vez, incida en la mejora de los aprendizajes y desarrollo emocional de sus estudiantes.


Si queremos una buena escuela, inclusiva y justa luego de esta crisis, los directivos deben contribuir a que los profesores enseñen mejor

Esta creencia es fundamental, si nuestros directivos saben que su liderazgo tiene consecuencias en el grado de colaboración y trabajo conjunto de los docentes, entonces debemos realizar esfuerzos formativos por promover e instalar en el sistema escolar modalidades diferentes a las tradicionales de conducir los procesos de gestión en ellas. El tipo o estilo de liderazgo que se practica en la escuela define las modalidades del trabajo profesional docente, es decir, de la enseñanza que se practica, y con ello las transmisiones simbólicas hacia los estudiantes, como las actitudes y valores que de ello se desprenden. Un liderazgo impositivo, impersonal, desconectado de la cotidianeidad, genera desconfianza en las relaciones interpersonales, indiferencia con el destino de los demás y de la comunidad, provoca apatía cívica, promueve el individualismo y la competencia anuladora de las virtudes y talentos de los otros.

En cambio, un liderazgo que se involucra en los desafíos personales y comunes, que practica la cercanía y el contacto personal con todos los miembros de la comunidad escolar, que está atento a sus necesidades y forma parte de la búsqueda de soluciones a las dificultades, provoca compromiso, solidaridad y colaboración. El estilo de liderazgo que se promueve y practica en nuestras escuelas no puede ser indiferente a los valores que se quieren inculcar en nuestras próximas generaciones.

Si bien la contribución del liderazgo pedagógico de la dirección escolar, en un contexto distribuido, centrado en el aprendizaje, es siempre indirecto, puesto que no reemplaza la labor del profesor, si puede contribuir a establecer las condiciones para que se trabaje bien en ellas. Sin duda la efectividad de un profesor está en relación con sus capacidades y motivaciones, con su compromiso y con las características del contexto, pero la creación de un ambiente y de unas condiciones que favorezcan a su vez un buen trabajo en las aulas, es algo que depende de los directivos y mientras más desfavorecido es el contexto social o menores los logros escolares de sus estudiantes, más significativa y necesaria es la calidad de los directivos. La escuela y los estudiantes más vulnerables son más sensibles a los efectos del liderazgo directivo, por lo que su calidad y efectividad importa más en estas escuelas.

En definitiva, si queremos una buena escuela, inclusiva y justa luego de esta crisis, los directivos deben contribuir a que los profesores enseñen mejor, pues la estrategia más prometedora para mantener un mejoramiento sostenido y sustantivo es el desarrollo de la capacidad de todo el personal de la escuela para funcionar como comunidad profesional de aprendizaje, donde lo predominante sea la responsabilidad colectiva con la mejora de la enseñanza, con el mejoramiento de los aprendizajes y el desarrollo emocional de los estudiantes, con procesos de toma de decisiones compartidas, informada y sobre la base de evidencia científica, guiada por el juicio y la experiencia colectiva. Los focos del trabajo profesional docente que promueve un liderazgo efectivo en las buenas escuelas buscan asegurar que todos los estudiantes aprendan, que se despliegue una cultura de la colaboración entre los docentes y profesionales de apoyo con el que hoy cuentan, saliendo del trabajo individualista, y con un enfoque en la calidad de los procesos y en el logro de resultados compartidos.


https://www.elquintopoder.cl/educacion/que-liderazgo-para-la-nueva-escuela/


martes, 18 de agosto de 2020

El miedo a volver a las escuelas

Hace un tiempo escribí que Victoria Camps en su libro “El gobierno de las emociones” señalaba que “no hay razón práctica sin sentimientos” para relevar la contribución de las emociones al bienestar de las personas y la sociedad, aunque también las hay aquellas que provocan deterioro personal e impactan negativamente en la convivencia social, e invitaba a conocerlas y aprender a gobernarlas, lo cual es posible, pues las emociones, en tanto expresiones humanas, se construyen socialmente. Educar las emociones (Victoria Camps)


El miedo es el virus más grave que puede afectar a los seres humanos. Hace que entremos en pánico y tomemos actitudes irracionales como discriminar a los demás, desarrollar una ansiedad grave y en algunos casos causar depresión

Las emociones se construyen en la convivencia, por eso educarlas es importante, ese esfuerzo otorga las herramientas para manejar los impulsos y a partir de ello, permite decidir qué conducta es la más apropiada según las circunstancias en las cuales se convive, de manera tal que las mismas contribuyan a una interacción social y personal constructiva, positiva y capaz.

Hoy son la desconfianza y el miedo los sentimientos que embargan a los padres y docentes. La desconfianza a las autoridades y sus medidas erráticas, a destiempo y descontextualizadas, algo de lo cual hay que estar consientes a la hora de abordar las estrategias para construir confianza con las comunidades. Miedo porque hemos sido invadidos por información real que da cuenta de los estragos en la salud de las personas, y nadie quiere ser contagiado, a pesar de los riesgos a los cuales nos vemos sometidos cuando incumplimos con las instrucciones sanitarias o cuando por necesidades laborales se está obligado a tomarlos.

Estas emociones generadas por el temor al contagio se imponen a la razón y hacen muy difícil mantener la calma, lo cual demuestra que el miedo es, comparado con los virus conocidos, el más contagioso e incontrolable y sólo se superará o cambiará por otra emoción más fuerte y positiva que se imponga a la primera razonando sobre el tema o aportando información creíble sobre la reducción del peligro. Así que el miedo a este ya conocido virus en sus características de letalidad, sólo se superará con informaciones que generen emociones positivas, como asumir que esa enfermedad tiene en estos momentos un bajo índice de mortalidad o creer que se trabaja en la dirección correcta para controlar su propagación. Sin embargo, la debilidad está en que no se cree, ni se tiene confianza en la autoridad, pues a las medidas erráticas inicialmente, sumó la falta de verdad en el número de contagiados y fallecidos.

“El miedo es el virus más grave que puede afectar a los seres humanos. Hace que entremos en pánico y tomemos actitudes irracionales como discriminar a los demás, desarrollar una ansiedad grave y en algunos casos causar depresión y perder la habilidad para reinventar y responder inteligentemente en situaciones estresantes. Debemos tomar todas las medidas recomendadas para la prevención y además, trabajar en nuestras herramientas de gestión de emociones para prevenir que nuestra salud psíquica sea infectada por nuestros miedos, desesperaciones y ansiedades”, ha dicho el reconocido psiquiatra, investigador y escritor Augusto Cury, autor de Ansiedad, cómo enfrentar el mal del siglo. Augusto Cury

Hoy mayoritariamente nadie quiere volver a las clases presenciales, pero bien es sabido también que la virtualidad está afectando fuertemente la equidad, mientras más tiempo estén fuera de la escuela los estudiantes más vulnerables, mayores serán las brechas de aprendizaje con aquellos que poseen mejores condiciones para mantener la virtualidad, pero también mayores serán las dificultades para reincorporar a aquellos estudiantes que han visto interrumpidos sus vínculos con sus escuelas y profesores. En algunas comunas cerca de la mitad de los estudiantes no han podido ser conectados o tienen vínculos débiles, una comunicación precaria que no es suficiente para asegurar un piso mínimo de calidad en la trayectoria educativa que se espera para ellos durante este año lectivo.

Por eso, el retorno a clases debe realizarse sobre la base de decisiones bien informadas y para ello los directivos deben asesorarse por los mejores especialistas a su disposición. La autoridad educativa nacional dictará las orientaciones generales, las cuales por muy concretas que sean, nunca serán lo suficientemente ajustadas a las características de cada escuela, he ahí el espacio para la gestión de la autonomía escolar y de la responsabilidad que tienen los liderazgos locales de asesorar y entregar los elementos de seguridad que necesitarán los directivos para ofrecer seguridad a sus comunidades. En los entornos de las escuelas existen recursos valiosos que bien pueden contribuir a que las escuelas y sus líderes puedan elaborar adecuados protocolos que contribuyan a la organización adecuada de la vuelta a clases: el retorno hay que prepararlo bien, la improvisación puede ser fuente de grandes riesgos para las comunidades.

https://www.elquintopoder.cl/educacion/el-miedo-a-volver-a-las-escuelas/

Las oportunidades de esta crisis