Hoy sabemos
que el mejoramiento de la calidad de la educación es un proceso complejo y de
largo aliento, que es necesario tener una mirada amplia al fenómeno educativo y
que no es suficiente con medir determinadas variables del aprendizaje. En
efecto, en estos últimos años hemos incorporado nuevos instrumentos evaluativos
que nos han permitido tener una visión integral de los procesos formativos,
como son los Indicadores de Desarrollo Personal y Social. Así podemos señalar
que el mejoramiento de la motivación escolar, especialmente entre los hombres,
mejorar los hábitos de vida activa entre las mujeres y mejorar el clima de convivencia
escolar entre los más vulnerables, además de ser finalidades en sí mismas,
constituyen condiciones necesarias para mejorar los aprendizajes. Ignorar o
disminuir su importancia hoy, nos puede significar grandes costos al desarrollo
integral de las personas, especialmente en salud y en posibilidades de
desarrollar sus talentos y capacidades.
Los últimos
resultados del SIMCE nos han traído satisfacciones, pero también nuevas
preocupaciones. Han existido avances significativos en cuarto año básico tanto
en lectura como en matemática, lo cual ha confirmado el mejoramiento que se
venía evidenciando por diversas investigaciones incluidas las internacionales.
La educación en Chile está mejorando y ello ha sido gracias a la persistencia
de las políticas de inversión a través de diversos mecanismos, entre los cuales
destaca la Subvención Especial Preferencial, la que consiste en colocar más
recursos en las escuelas donde estudian los hijos de las familias vulnerables.
Hoy las diferencias por nivel socio económico son menores que ayer, lo que
significa que ha mejorado la equidad en el sistema escolar, lo cual con
seguridad seguirá ocurriendo en el futuro por las políticas de inclusión que se
están implementando y que madurarán en los próximos años.
Existen factores
asociados a la gestión escolar y que ayudan a explicar los resultados de
aprendizaje e indicadores de desarrollo personal y social de nuestros
estudiantes que no debemos desatender y para los cuales debemos tener políticas
escolares tanto desde el nivel nacional como desde el nivel local. Entre estos
destacan el involucramiento del sostenedor a través de una orientación
profesional a los equipos directivos; el liderazgo directivo con capacidades
para involucrar a la comunidad; las altas expectativas con todos los
estudiantes respecto de su continuidad de estudios; las prácticas de
retroalimentación existentes en la sala de clases y en la de profesores; y la
existencia de un buen trato, un convivencia de respeto entre todos los miembros
de la comunidad educativa.
Por último,
esta oportunidad constatamos la configuración de un nuevo tipo de joven que se
abre paso en la sala de clases, le hemos denominado el 4G. Los estudiantes
multitarea digital, los que están permanentemente conectados en búsqueda de información,
se caracterizan por una disminución de la atención focalizada y de la lectura
de grandes textos. Tenemos que reconocer sus particularidades, diseñar
estrategias que nos permitan involucrarlos con la lectura de una manera tan
atractiva como la pantalla, fomentar el uso pedagógico de los dispositivos
digitales en la sala de clases y por supuesto, los profesores y profesoras
deben estar atentos al potencial aquí expresado y a las nuevas oportunidades de
perfeccionamiento y capacitación que ello lleva implícito.
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