
Los profesores son claves en la disciplina. Deben dominar el difícil equilibrio entre la firmeza y flexibilidad. La disciplina viene favorecida por una eficiente organización de la escuela, cuyo lema incluye cordialidad, esfuerzo y alegría. Alegría no presupone holgazanería y hedonismo. Más bien al contrario. A los jóvenes les gusta proponerse metas elevadas y superar dificultades. El esfuerzo no se opone al interés porque el interés profundo irá siempre unido al esfuerzo y la constancia que da la fortaleza del carácter. El profesor eficaz tiene que ser sostenido por la sociedad y autoridades para que logre en su clase: una atmósfera ordenada y tranquila; fomente altas expectativas; sea claro en sus exposiciones; consiga que los alumnos realicen ejercicios abundantes inmediatamente después de la presentación y efectué una evaluación diversificada que incluya exámenes periódicos y anuales tanto de tipo oral como escrito. La organización de la escuela debe estar de tal manera diseñada y ejecutada que facilite la acción disciplinada de todos. Naturalmente con flexibilidad y amor hacia los jóvenes para el encuentro educativo, lo cual no supone inoperancia o falta de exigencia que deje indefensos a los profesores y les imposibilite llevar a cabo el arte de enseñar. La disciplina o actividad ordenada es un factor de calidad de las escuelas y ello debe notarse en la ciudad.
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