Surgirá un nuevo modelo de autoridad coordinada, que superará las relaciones intergubernamentales en términos de jerarquía o de autonomía, que deberá reconocer la existencia de una autoridad superpuesta en la cual la negociación y la cooperación entre los diversos niveles de gobierno se constituirán en un requisito fundamental para el buen gobierno y la gobernanza territorial. Así se podrán hacer las necesarias distinciones entre las funciones políticas y las actividades administrativas o de gestión propiamente tal.
A new model of coordinated authority will emerge, which will overcome intergovernmental relations in terms of hierarchy or autonomy, which should recognize the existence of an overlapping authority in which negotiation and cooperation between the various levels of government will become a fundamental requirement for good governance and territorial governance. This will make the necessary distinctions between the political functions and the administrative or management activities proper.
La inminente instalación de
los nuevos gobiernos regionales -a partir de 2020-, con la elección de los
gobernadores y la transferencia de competencias, nos coloca frente a una nueva
realidad donde la importancia creciente de las complejas y diversas relaciones
intergubernamentales adquieren un carácter estratégico para la implementación
de las políticas públicas y en cuyo escenario no se puede ignorar la diversidad
de decisiones que se adoptan en el sistema originando la posibilidad de que
éstas puedan ser elaboradas en distintos niveles de gobierno y entre ellos,
pero también, que las relaciones que se puedan generar entre los organismos
estatales de distinto nivel y autoridad jurisdiccional, y entre estos y los
actores sociales que intervienen, según tipo de decisiones de que se trate,
impongan el desafío a las actuales autoridades y actores de la sociedad civil,
de preparar la transición e institucionalización del nuevo ordenamiento
político regional por intermedio de una agenda concordada con los servicios
públicos del nivel central.
Hasta hoy, la necesidad de un
buen gobierno regional y local se discute en muchas circunstancias desde una
perspectiva “unidimensional”, al hacerse sólo en referencia a la dinámica
centralización-descentralización, pareciera olvidarse la importancia que tienen
las estructuras, los órganos y los actores involucrados en el proceso de
gestión de las instituciones intermedias que han sido las principales
responsables de llevar adelante las políticas de transformación que suelen
estar bajo su responsabilidad, piénsese en educación y salud por su complejidad
y relevancia. Para el caso de educación, por ejemplo, interpretar el rol de los
actores que participan del nivel intermedio del sistema educativo, es decir, de
aquellos responsables de implementar y administrar para un determinado grupo de
escuelas las políticas diseñadas en otro ámbito u órgano jurisdiccional del
sistema escolar, exigirá establecer definiciones para configurar el nivel
intermedio y el rol de los actores que en el intervienen.
Surgirá un nuevo modelo de autoridad coordinada, que superará las relaciones intergubernamentales en términos de jerarquía o de autonomía, que deberá reconocer la existencia de una autoridad superpuesta en la cual la negociación y la cooperación entre los diversos niveles de gobierno se constituirán en un requisito fundamental para el buen gobierno y la gobernanza territorial. Así se podrán hacer las necesarias distinciones entre las funciones políticas y las actividades administrativas o de gestión propiamente tal. La configuración de un nivel intermedio de gobierno con
carácter y sentido territorial, consciente de su autoridad y de sus
responsabilidades, se instalará como un desafío desconocido hasta ahora en el
sector público y prevemos no exento de roces y conflictos, pero también de
nuevos aprendizajes, por lo tanto, todos estamos llamados a cooperar en la
generación de ambientes, estrategias y diseño de procesos de toma de decisiones
para lograr con éxito un proceso electoral primero y luego la instalación de un
nuevo gobierno regional que no traiga frustración a los anhelos
descentralizadores que por tantas décadas hemos anidado en nuestra cultura
regional.
Estos nuevos desafíos para la gobernanza
regional y local dicen relación con la coordinación de acciones de gobierno con
instituciones y actores para lograr propósitos de desarrollo en un marco democrático
y participativo con explícitos compromisos de eficiencia en la gestión y
considerando –a lo menos- tres ámbitos que estarán muy presentes en la
discusión sobre políticas públicas: la coordinación entre niveles, agentes e
instituciones para propósitos comunes; la gestión eficiente y las soluciones
adecuadas; y, el ámbito de la práctica democrática y participativa con
compromisos y metas conocidas y controlables por los usuarios. En este sentido,
el buen ejercicio del gobierno multinivel se constituye en una necesidad
apremiante para que lo político responda a los desafíos de un buen gobierno,
especialmente en las nuevas expresiones regionales y locales.
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