Pueden hacerse muchas lecturas de los números, estos se interpretan. Una puede ser la mía: existe una valoración materialista, economicista, de cuanto son capaces de comprar con los ingresos que se espera obtener para apreciar el valor social de una profesión hoy. Esto repercute en las decisiones de los jóvenes y sus familias, pero también en el valor estratégico que tiene el rol docente en la sociedad actual. La relación directa entre los ingresos económicos de las personas y el aprecio por la labor del profesor, carcome el ethos cultural de la profesión, pero también la autoridad que éste debe tener ante todos sus alumnos como facilitador, transmisor o depositario del conocimiento y de la cultura.
Indudablemente que el diseño que se desprende de la sociedad de mercado dominante genera consecuencias de esta naturaleza, que impactan y configuran la vida de las personas. En este caso, de quienes nos dedicamos a la educación y especialmente, de quienes desarrollan dicha labor en las salas de clases. Sin embargo, la responsabilidad no es totalmente externa, sino que ha existido un relajamiento ante las evidencias de que la falta de valoración social de los docentes en nuestro país, carece de un correlato de reacción desde los propios docentes, ya sea individualmente o como colectivo pertenecientes a una profesión relevante para el desarrollo económico, social y cultural de nuestro país. En efecto, se han dejado pasar muchas anomalías al sistema y se ha dicho poco o nada o no se reacciona con la energía que se debiera, una de ellas, ha sido la propia formación docente. La existencia de modalidades laxas que rayan en la irresponsabilidad y de cuya permanencia suelen ser los propios docentes los favorecedores.
Pero también creo que existen muchas conductas de quienes hoy se desempeñan en las escuelas y liceos de nuestro país como profesionales de la educación y que son poco rigurosos con su rol y que con ello terminan alimentado la carencia de valoración social de todos los docentes, sea donde se desempeñen. Así, un profesor no puede ser ministro de su cartera, porque son los propios profesores quienes no le otorgan “autoridad”; el profesor no es la voz más autorizada en las conversaciones sobre educación por que rara vez tiene argumentos sólidos, técnicos, fundados en evidencias, sobre las particularidades de su propia profesión; otras veces ocurre que producto de las exigencias sociales de la enseñanza actual se requieren comportamientos consecuentes entre lo que dice en la sala de clases y en la escuela con lo que hace en la calle u otros ámbitos de actuación social, incluso con sus comportamientos que se vinculan sin discusión alguna, al ámbito de la vida privada.
La sociedad actual ha invalidado el viejo adagio de que eran compatibles o podían convivir “las virtudes públicas con los vicios privados”, cada vez, la línea que los separa es más débil, por lo que los profesores deben serlo siempre, en la sala y en la calle, como decía Gabriela Mistral.


Vengo llegando de un acto de la JUNAEB donde se lanza la “incorporación del chorito” en la dieta escolar para los estudiantes de Chiloé, pero en la misma presentación que realiza uno de los funcionarios, se señala que en 2007 ya se había introducido como una innovación regional, junto con la de los vegetales. A comienzos de la semana el Ministro Lavín anuncia las becas para estudiantes con resultados destacados en la PSU que opten por estudiar pedagogías, como una gran novedad los medios de comunicación optaron por hacer de ella una noticia de portada y muchos medios escritos editorializaron alabándola y ya la han comenzado a denominar como “la beca Lavín”; tal vez, porque el Ministro sabía de la baja difusión que su antecesora había hecho de esta iniciativa cuando se implementó en octubre de 2009, pretendió presentarla como “su” idea. No creen que existía? Vean aquí:
El gobierno ha estado entregando los resultados de la CASEN de forma parcial y de manera diferida, para mantener la noticia de las consecuencias del impacto de las “malas” políticas sociales aplicadas durante los años de los gobiernos de la Concertación. Así ocurrió con la entrega de las cifras de pobreza, luego con las de distribución del ingreso y ahora con los datos de educación. Sin embargo, a pesar de que el gobierno las esconde, han ocurrido cosas buenas para nuestros jóvenes durante estos últimos años. Veamos:
El año pasado comenzamos con un Diplomado de Inglés para los estudiantes de cuartos medios de la especialidad de hotelería del Liceo Politécnico y otros del Liceo Coloane. Más de veinte alumnos llegaron al final del curso y junto a sus licenciaturas de educación media recibieron un certificado de competencia del idioma extranjero por una prestigiosa entidad nacional. Este año además, se ofreció un curso para mejorar sus competencias a los docentes de inglés primero y luego a quienes quisieran para mejorar su dominio; a pesar de la calidad del mismo, no llegaron los que más lo necesitaban: aquellos que tienen bajos niveles de competencia.