martes, 29 de agosto de 2017

Escuela México: trayectoria de un mejoramiento sostenido

Son una comunidad sorprendente. En estos tiempos donde el paradigma dominante es la competencia y la fijación por los rankings, desde hace más de diez años, esta comunidad escolar han apostado por la colaboración. Han creado su propio modelo de trabajo, lo han implementado y lo evalúan todos juntos, con la finalidad de responder a su contexto y a una cultura de altas expectativas para el aprendizaje de sus estudiantes.

Aquí existe lo que en la teoría se denomina el liderazgo distribuido, donde el equipo es lo fundamental. Los docentes asumen un rol activo y de deliberación respecto al aprendizaje académico de los estudiantes, reflexionando, analizando y tomando decisiones como equipo profesional, en un ambiente de confianza, compromiso y responsabilidad con el proceso de trabajo en la escuela. En esta escuela, la evaluación ha dejado de ser un suceso, un acontecimiento, para transformarse en un proceso permanente de las prácticas de trabajo profesional y en lo cual destaca el clima de respeto existente, la buena convivencia entre los estudiantes, así como la relación de confianza entre colegas y de parte del equipo directivo hacia el trabajo realizado por los docentes, además del constante compromiso y reconocimiento de la comunidad.

Esta experiencia de cooperación entre profesores, si bien nació con la finalidad de mejorar los procesos pedagógicos, ha ido más allá: ha potenciado el desarrollo de las competencias profesionales, lo que a su vez, ha contribuido a que la totalidad de los estudiantes logre un óptimo nivel de aprendizajes, pero también, ha logrado generar un equipo docente fortalecido en su confianza profesional y una gran cohesión interna, construyendo con ello un verdadero círculo virtuoso. La escuela México ha logrado desarrollar un sistema de trabajo caracterizado por la colaboración y articulación pedagógica entre los docentes, lo que le ha permitido sostener una trayectoria de mejoramiento continuo, asegurando aprendizajes para todos sus estudiantes.

En muchas comunidades escolares, el trabajo aislado de los profesores puede convertirles en personas solitarias, donde la práctica de compartir suele estar relegada a actividades circunstanciales y no al desarrollo del núcleo central de su trabajo profesional, como es el diseño e implementación de procesos de enseñanza y evaluación de los aprendizajes de los estudiantes. En este sentido, la experiencia de la escuela México, en un ambiente de autonomía, constituye un adelanto de lo deseable para nuestro sistema escolar, donde los profesores comparten, aprenden juntos, reflexionan y evalúan de manera colaborativa con objetivos precisos, construyendo un espacio para el aprendizaje y satisfacción de todos.

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