Más de 107 mil niños y niñas trabajan en condiciones inaceptables; es decir; no alcanzan la edad de admisión al empleo; pero además, no de manera protegida: tienen lugar en la calle, de noche, se extienden por más de media jornada a la semana, impiden la asistencia a la escuela o en jornadas que superan el máximo legal. Tres de cada cuatro niños y niñas trabajadores viven en las ciudades, pero aquellos que trabajan en zonas rurales lo hacen en condiciones más precarias. Más de la mitad trabaja como vendedores, feriantes, cuidadores de autos y meseros. Hay 25 mil que se desempeñan en faenas agrícolas. Más de 13 mil en la calle, expuestos a accidentes, contaminación, rigores del clima, inseguridad, acoso sexual y violencia. Casi 23 mil en jornadas nocturnas, atendiendo mesas en bares y restaurantes, como vendedores o cargadores de camiones. Esto no ocurre en algún país lejano, sino en el nuestro y en nuestras ciudades y campos, ocurre en Valdivia, en Osorno, en Puerto Montt y en Chiloé. A menudo, estos niños y niñas enfrentan un sufrimiento físico, psicológico y moral devastador, laboran en condiciones riesgosas para su salud y protección social, prolongando hasta la edad adulta las carencias que los empujan a trabajar hoy.
Muchas son las causas del trabajo infantil, todas están conectadas entre sí y se relacionan principalmente con la pobreza y el bajo nivel educacional de los padres. Muchas veces, por falta de educación o información estos no pueden visualizar las consecuencias a que se exponen sus hijos al comenzar tempranamente la vida laboral ni menos evaluar correctamente los riesgos que enfrentan. La mayoría de quienes son obligados o persuadidos prematuramente no tienen tiempo ni energías para cumplir sus deberes escolares, razón por la cual muchos terminan abandonándolos. Es evidente que estos niños y niñas deberían concentrar su tiempo y energía en la adquisición de conocimientos y destrezas para obtener mejores oportunidades en su vida adulta, incluyendo el acceso a un empleo estable, seguro y apropiadamente remunerado. Hoy la educación constituye un requisito básico para acceder a empleos de calidad. De cada diez que trabajan, siete declaran que les gustaría ser profesionales y universitarios en su vida adulta. Sin embargo, lo más probable es que no lo logren, ya que generalmente su actividad laboral interfiere con su aspiración. La erradicación progresiva del trabajo infantil y de sus peores formas sin duda contribuirá a una sociedad más equitativa, cohesionada y con igualdad de oportunidades para todos sus miembros.
"Recuperar el alma de Chile" significa reorientar el desarrollo del país hacia una visión más humana, fraterna y espiritual, que priorice el bien común, la justicia social y el respeto por la dignidad de todas las personas y culturas que habitan el territorio.
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