Todos los establecimientos escolares están llamados a tener una oferta educativa de alto rendimiento escolar como de altas exigencias en materia formativa. Los alumnos provenientes de sectores sociales tradicionalmente carenciados material y culturalmente son los que requieren con mayor urgencia escuelas y liceos exigentes, con planes académicos rigurosos y docentes con altas calificaciones profesionales. La excelencia educativa de un establecimiento escolar consiste en que es capaz de retener, promover y provocar actividades exitosas de aprendizaje con sus alumnos. 
Los jóvenes de hoy más que nunca requieren de una buena educación, una educación que les permita demostrar con éxito sus conocimientos tanto en la continuidad de estudios como en su desempeño cívico, social y laboral. Antaño, se pensaba que a los jóvenes pobres les era conveniente adquirir rápidamente un oficio que les permitiera “ganarse la vida”, tal vez, por las propias limitaciones de los sistemas educativos era lo más conveniente, aún hoy, muchos creen que lo que les conviene a las familias de estos jóvenes es que sigan este camino corto para ingresar tempranamente al mundo laboral. Pero para bien de la sociedad en general y de nuestro país en particular, la situación ha cambiado en beneficio de estos jóvenes. La única manera en la cual la educación se constituye en un mecanismo de movilidad social, es cuando tienen más años de escolaridad. Sólo en materia de ingresos, las personas que tienen ocho o doce años de escolaridad prácticamente no tienen diferencias en las remuneraciones que perciben. Entonces, a pesar del logro temprano de un oficio para “ganarse la vida”, este esfuerzo resulta ser insuficiente si a lo menos no se tienen catorce o diez y seis años de escolaridad. Ahora, si esta es una escolaridad de formación técnica, ella responderá más a las opciones personales o a las posibilidades productivas que le ofrezca la sociedad.
La educación media para ser de excelencia hoy, debe ser académicamente exigente, rigurosa. Esto quiere decir que los establecimientos deben dejar de lado la laxitud con la cual se suelen mover amparándose en supuestos beneficios que se les hacen a los jóvenes manteniéndolos en el sistema escolar; los docentes deben asumir que su labor es esencialmente de formadores humanistas, que quienes son sus alumnos hoy serán sometidos a fuertes exigencias en su continuidad de estudios o en sus relaciones sociales una vez que egresen y por lo tanto, el currículo debe ser un instrumento, un medio, nunca una finalidad, para provocar en ellos la necesidad del crecimiento personal y en ellos mismos, la del perfeccionamiento profesional tanto en las materias pedagógicas como las del conocimiento del ser humano.
Nuestro desafío es una formación general de calidad que les permita acceder a los beneficios de la sociedad que estamos configurando hoy. Esto nos exige ser claros en nuestras decisiones y por ello es que proponemos fortalecer la enseñanza general, de modo que nuestros estudiantes al tener buenos resultados en las evaluaciones, puedan acceder a los beneficios y oportunidades que abren los mas años de escolaridad. No fue casualidad, que en el gobierno del Presidente Lagos nos propusimos doce años como piso para todos, entonces, es desde ese piso donde debemos comenzar a soñar lo que queremos para nuestros hijos y para todos los jóvenes de nuestro país.

Los jóvenes de hoy más que nunca requieren de una buena educación, una educación que les permita demostrar con éxito sus conocimientos tanto en la continuidad de estudios como en su desempeño cívico, social y laboral. Antaño, se pensaba que a los jóvenes pobres les era conveniente adquirir rápidamente un oficio que les permitiera “ganarse la vida”, tal vez, por las propias limitaciones de los sistemas educativos era lo más conveniente, aún hoy, muchos creen que lo que les conviene a las familias de estos jóvenes es que sigan este camino corto para ingresar tempranamente al mundo laboral. Pero para bien de la sociedad en general y de nuestro país en particular, la situación ha cambiado en beneficio de estos jóvenes. La única manera en la cual la educación se constituye en un mecanismo de movilidad social, es cuando tienen más años de escolaridad. Sólo en materia de ingresos, las personas que tienen ocho o doce años de escolaridad prácticamente no tienen diferencias en las remuneraciones que perciben. Entonces, a pesar del logro temprano de un oficio para “ganarse la vida”, este esfuerzo resulta ser insuficiente si a lo menos no se tienen catorce o diez y seis años de escolaridad. Ahora, si esta es una escolaridad de formación técnica, ella responderá más a las opciones personales o a las posibilidades productivas que le ofrezca la sociedad.
La educación media para ser de excelencia hoy, debe ser académicamente exigente, rigurosa. Esto quiere decir que los establecimientos deben dejar de lado la laxitud con la cual se suelen mover amparándose en supuestos beneficios que se les hacen a los jóvenes manteniéndolos en el sistema escolar; los docentes deben asumir que su labor es esencialmente de formadores humanistas, que quienes son sus alumnos hoy serán sometidos a fuertes exigencias en su continuidad de estudios o en sus relaciones sociales una vez que egresen y por lo tanto, el currículo debe ser un instrumento, un medio, nunca una finalidad, para provocar en ellos la necesidad del crecimiento personal y en ellos mismos, la del perfeccionamiento profesional tanto en las materias pedagógicas como las del conocimiento del ser humano.
Nuestro desafío es una formación general de calidad que les permita acceder a los beneficios de la sociedad que estamos configurando hoy. Esto nos exige ser claros en nuestras decisiones y por ello es que proponemos fortalecer la enseñanza general, de modo que nuestros estudiantes al tener buenos resultados en las evaluaciones, puedan acceder a los beneficios y oportunidades que abren los mas años de escolaridad. No fue casualidad, que en el gobierno del Presidente Lagos nos propusimos doce años como piso para todos, entonces, es desde ese piso donde debemos comenzar a soñar lo que queremos para nuestros hijos y para todos los jóvenes de nuestro país.
Vengo llegando de un acto de la JUNAEB donde se lanza la “incorporación del chorito” en la dieta escolar para los estudiantes de Chiloé, pero en la misma presentación que realiza uno de los funcionarios, se señala que en 2007 ya se había introducido como una innovación regional, junto con la de los vegetales. A comienzos de la semana el Ministro Lavín anuncia las becas para estudiantes con resultados destacados en la PSU que opten por estudiar pedagogías, como una gran novedad los medios de comunicación optaron por hacer de ella una noticia de portada y muchos medios escritos editorializaron alabándola y ya la han comenzado a denominar como “la beca Lavín”; tal vez, porque el Ministro sabía de la baja difusión que su antecesora había hecho de esta iniciativa cuando se implementó en octubre de 2009, pretendió presentarla como “su” idea. No creen que existía? Vean aquí:
El gobierno ha estado entregando los resultados de la CASEN de forma parcial y de manera diferida, para mantener la noticia de las consecuencias del impacto de las “malas” políticas sociales aplicadas durante los años de los gobiernos de la Concertación. Así ocurrió con la entrega de las cifras de pobreza, luego con las de distribución del ingreso y ahora con los datos de educación. Sin embargo, a pesar de que el gobierno las esconde, han ocurrido cosas buenas para nuestros jóvenes durante estos últimos años. Veamos:
El año pasado comenzamos con un Diplomado de Inglés para los estudiantes de cuartos medios de la especialidad de hotelería del Liceo Politécnico y otros del Liceo Coloane. Más de veinte alumnos llegaron al final del curso y junto a sus licenciaturas de educación media recibieron un certificado de competencia del idioma extranjero por una prestigiosa entidad nacional. Este año además, se ofreció un curso para mejorar sus competencias a los docentes de inglés primero y luego a quienes quisieran para mejorar su dominio; a pesar de la calidad del mismo, no llegaron los que más lo necesitaban: aquellos que tienen bajos niveles de competencia.
Dos situaciones me han sorprendido estos últimos días y son motivo de estas palabras: primero la entrega de la carta del Ministro de Educación y del Presidente de la República a los padres con los famosos semáforos dando cuenta de la calidad de la educación de los colegios de su comuna y, lo segundo, las palabras del Intendente regional a través de medios escritos regionales.
En noviembre pasado la Asociación Chilena de Municipalidades (ACHM) convocó a concurso para evaluar las experiencias de gestión de la salud primaria municipal. Luego de realizar la inscripción, por encargo del Alcalde de la comuna, la directora del Consultorio realizó una presentación ante una comisión examinadora y posteriormente la ACHM realizó una evaluación en terreno para verificar el trabajo. La comuna ganó el primer lugar entre todas las participantes, reconocimiento que consistió en un viaje para tres directivos de la salud municipal para conocer la experiencia de coordinación entre niveles de atención y de integración de la red de servicios en la salud primaria de Cataluña.