
Un tercer eje estratégico dice relación con asegurar las oportunidades de aprendizaje de cada chileno y chilena en todas las etapas de su vida. La existencia de un sistema equitativo de educación permanente, con acento en la formación técnica, es un imperativo para sostener el crecimiento económico del país. Finalmente, es menester garantizar a todo joven con talento – independientemente de su origen- una educación superior de alta calidad, que ofrezca, además de una formación acorde a los requerimientos de nuestro crecimiento económico y de las demandas de la sociedad del conocimiento, un stock de principios y valores que enriquezcan su acervo personal y ciudadano. Junto con lo anterior, es fundamental elevar sustantivamente la demanda por innovación e investigación científica y tecnológica, que hace nuestro sistema social y productivo, requisito esencial que nos permitirá acceder a nuevos estadios de desarrollo.
Nuestra capacidad para crecer en libertad y justicia depende mucho de la educación que seamos capaces de ofrecer a todos nuestros compatriotas. Este es un sentimiento que permea a toda la sociedad y que nos exige ser más rigurosos en lo que tenemos que hacer en el futuro próximo.
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