El Gobierno de la República Popular China me invitó a ser parte de una delegación académico cultural para conocer el sistema educacional de enseñanza de idiomas y algunos íconos culturales en Benjing y Shanghai. Ha sido una experiencia única, he tenido la oportunidad, el privilegio y la satisfacción de conocer una cultura milenaria, sabia e impresionante.
En China todo es monumental, tanto lo antiguo como lo moderno. Lo antiguo da cuenta de una cultura fascinante, sorprendente y muchas veces seductora. La arquitectura, la lengua y las comidas representan la continuidad histórica milenaria de una sociedad que se transforma aceleradamente pero manteniendo su identidad ancestral. La Ciudad Prohibida, la Gran Muralla y Tiananmen no sólo constituyen símbolos de un pasado esplendoroso, sino además, da cuenta de una espiritualidad y sentido de la existencia humana que trasciende su propia nacionalidad. Lo moderno mantiene una continuidad cultural que se expresa no sólo en la arquitectura y la ingeniería urbana, sino también en una forma de ver el destino de la civilización como una continuidad histórica que hace recordar el “destino manifiesto” norteamericano. Me atrevo a señalar que los chinos se sienten protagonistas de la historia contemporánea y depositarios de la responsabilidad que tienen con el futuro de la humanidad, pero también, del lugar preponderante que tendrán ellos en el diseño mundial que se está configurando.
Llama la atención la urgencia con que han abordado el aprendizaje de idiomas extranjeros, especialmente el inglés, y donde el español está de moda. Tienen universidades y colegios dedicados a la enseñanza de idiomas, en los cuales un grupo importante son extranjeros que estudian chino mandarín. En la Universidad de Lenguas y Cultura de Beijing estudian 10 mil alumnos de los cuales la mitad provienen de 120 países; 17 chilenos, tres jóvenes de colegios municipales de Valparaíso y Chillán. En los colegios, enseñar idiomas extranjeros es desarrollar un talento similar al artístico o deportivo. Tuve la oportunidad de compartir con 50 alumnos de español, alumnos destacados para quienes el lema “aprender poco es peligroso” da cuenta de la rigurosidad con que abordan sus deberes y desafíos.
Destaca en las escuelas el nivel de organización. Alumnos y docentes aprovechan el tiempo para el aprendizaje y enseñanza efectivo con rigurosidad. Las escuelas y los profesores ocupan un lugar preferencial en su escala de respeto social; la cultura china promueve una especial veneración milenaria por el cielo, la tierra, la autoridad, el padre y el profesor. Los docentes -como en muchos sistemas educacionales exitosos-, no son los profesionales mejor remunerados, pero son respetados y gozan de condiciones favorables para su desarrollo profesional: tienen una formación exigente y permanente; tiempo para estudiar y preparar sus clases; salas de clases con la cantidad de alumnos adecuados a las exigencias de las materias que se imparten. En las escuelas el espacio físico es aprovechado al máximo para actividades pedagógicas, son centros de enseñanza total, no caben tiempo ni espacio para la recreación o el descanso: a la escuela se va a aprender o a enseñar y en ello son rigurosos. Los directivos de las escuelas son líderes y autoridades admirados y respetados, gozan de autonomía y son responsables de la disposición de los recursos materiales y humanos de sus instituciones. La organización nacional del sistema educativo no está orientada hacia el control sino a la evaluación y resultados que obtienen con sus alumnos, como la inserción en la educación superior o para el caso de la enseñanza del idioma, si estos luego de egresar son capaces de comunicarse y desenvolverse eficientemente en la lengua que han estudiado.
Lecciones para nosotros. Uno: algo que ya vislumbramos, urgencia a los desafíos de largo plazo, están ocupados en asegurar éxito en los próximos 20 ó 40 años y para ello la estabilidad y la perseverancia en lo que han definido constituye una definición relevante. Dos: la formación de las futuras generaciones no está mediatizada por las emergencias ni la coyuntura por muy importantes que estas sean, la escuela y los docentes gozan de perspectivas de largo plazo para lo cual la formación humanista es clave, la especialización es parte de las tareas de corto plazo de la cual la educación superior se hace cargo y ajusta permanentemente. Tres: la escuela y los docentes gozan de respeto tanto como instituciones que tienen una misión específica como de profesionales a los cuales se les reconoce autoridad en lo que enseñan.
Por último, el desarrollo económico y material de la China actual es sorprendente y monumental, me he quedado con la sensación y en alguna medida con el convencimiento, de que el curso de la historia está desplazándose hacia esta parte del mundo. Ya hemos mirado lo suficiente la experiencia de desarrollo que han experimentado en la última década, creo que es tiempo de pensar en el futuro en grande y acoger la invitación que nos hacen de ser socios del futuro en el que con toda seguridad, ellos ocuparán un papel de liderazgo indiscutido.
En China todo es monumental, tanto lo antiguo como lo moderno. Lo antiguo da cuenta de una cultura fascinante, sorprendente y muchas veces seductora. La arquitectura, la lengua y las comidas representan la continuidad histórica milenaria de una sociedad que se transforma aceleradamente pero manteniendo su identidad ancestral. La Ciudad Prohibida, la Gran Muralla y Tiananmen no sólo constituyen símbolos de un pasado esplendoroso, sino además, da cuenta de una espiritualidad y sentido de la existencia humana que trasciende su propia nacionalidad. Lo moderno mantiene una continuidad cultural que se expresa no sólo en la arquitectura y la ingeniería urbana, sino también en una forma de ver el destino de la civilización como una continuidad histórica que hace recordar el “destino manifiesto” norteamericano. Me atrevo a señalar que los chinos se sienten protagonistas de la historia contemporánea y depositarios de la responsabilidad que tienen con el futuro de la humanidad, pero también, del lugar preponderante que tendrán ellos en el diseño mundial que se está configurando.
Llama la atención la urgencia con que han abordado el aprendizaje de idiomas extranjeros, especialmente el inglés, y donde el español está de moda. Tienen universidades y colegios dedicados a la enseñanza de idiomas, en los cuales un grupo importante son extranjeros que estudian chino mandarín. En la Universidad de Lenguas y Cultura de Beijing estudian 10 mil alumnos de los cuales la mitad provienen de 120 países; 17 chilenos, tres jóvenes de colegios municipales de Valparaíso y Chillán. En los colegios, enseñar idiomas extranjeros es desarrollar un talento similar al artístico o deportivo. Tuve la oportunidad de compartir con 50 alumnos de español, alumnos destacados para quienes el lema “aprender poco es peligroso” da cuenta de la rigurosidad con que abordan sus deberes y desafíos.
Destaca en las escuelas el nivel de organización. Alumnos y docentes aprovechan el tiempo para el aprendizaje y enseñanza efectivo con rigurosidad. Las escuelas y los profesores ocupan un lugar preferencial en su escala de respeto social; la cultura china promueve una especial veneración milenaria por el cielo, la tierra, la autoridad, el padre y el profesor. Los docentes -como en muchos sistemas educacionales exitosos-, no son los profesionales mejor remunerados, pero son respetados y gozan de condiciones favorables para su desarrollo profesional: tienen una formación exigente y permanente; tiempo para estudiar y preparar sus clases; salas de clases con la cantidad de alumnos adecuados a las exigencias de las materias que se imparten. En las escuelas el espacio físico es aprovechado al máximo para actividades pedagógicas, son centros de enseñanza total, no caben tiempo ni espacio para la recreación o el descanso: a la escuela se va a aprender o a enseñar y en ello son rigurosos. Los directivos de las escuelas son líderes y autoridades admirados y respetados, gozan de autonomía y son responsables de la disposición de los recursos materiales y humanos de sus instituciones. La organización nacional del sistema educativo no está orientada hacia el control sino a la evaluación y resultados que obtienen con sus alumnos, como la inserción en la educación superior o para el caso de la enseñanza del idioma, si estos luego de egresar son capaces de comunicarse y desenvolverse eficientemente en la lengua que han estudiado.
Lecciones para nosotros. Uno: algo que ya vislumbramos, urgencia a los desafíos de largo plazo, están ocupados en asegurar éxito en los próximos 20 ó 40 años y para ello la estabilidad y la perseverancia en lo que han definido constituye una definición relevante. Dos: la formación de las futuras generaciones no está mediatizada por las emergencias ni la coyuntura por muy importantes que estas sean, la escuela y los docentes gozan de perspectivas de largo plazo para lo cual la formación humanista es clave, la especialización es parte de las tareas de corto plazo de la cual la educación superior se hace cargo y ajusta permanentemente. Tres: la escuela y los docentes gozan de respeto tanto como instituciones que tienen una misión específica como de profesionales a los cuales se les reconoce autoridad en lo que enseñan.
Por último, el desarrollo económico y material de la China actual es sorprendente y monumental, me he quedado con la sensación y en alguna medida con el convencimiento, de que el curso de la historia está desplazándose hacia esta parte del mundo. Ya hemos mirado lo suficiente la experiencia de desarrollo que han experimentado en la última década, creo que es tiempo de pensar en el futuro en grande y acoger la invitación que nos hacen de ser socios del futuro en el que con toda seguridad, ellos ocuparán un papel de liderazgo indiscutido.