viernes, 21 de junio de 2019

La insularidad nuestra

Hemos asumido ser parte de un país homogéneo, nos hemos acostumbrado a pensar y desenvolvernos en un territorio no solo unitario sino también uniforme. A través de casi doscientos años no hemos tenido la fortaleza para visibilizar nuestra singularidad debido a diferentes razones, entre las cuales destaca la incapacidad de organizar y dar cuerpo a una teoría crítica de base insular que justifique nuestra condición geográfica y que derivado de ella, hayamos sido capaces de formular e impulsar políticas especiales más allá de la asistencialidad.


We have assumed to be part of an homogeneous country, we have used to think and develop in a territory that is not only unitary but also uniform.  Through almost two hundred years we have not had the strength to visualize our uniqueness due to different reasons, being one of them the inability to organize and give body to a critical island-based theory that justifies our geographical condition and that derived from that we would had been able to formulate and promote special policies beyond welfare.

Nuestra insularidad tiene una relevancia analítica. Es un factor explicativo que incentiva y justifica su estudio. Por eso, asumir nuestra condición tiene como objetivo facilitar el diseño y la implementación de las políticas, también exige tener un instrumental analítico diferenciado para la cabal comprensión de la dinámica insular. Convertir el hecho insular en objeto de estudio como entidad territorial, ha sido una constante desde la geografía; la propia antropología ha encontrado en el aislamiento la explicación a determinados comportamientos culturales; la biología, por otro lado, nos ha alertado sobre las dinámicas específicas de sus ecosistemas, e incluso la ciencia política y la sociología han encontrado en esta condición una categoría de análisis. 

La insularidad geográfica en un hecho característico de las islas del archipiélago de Chiloé, que se fundamenta en el aislamiento y su discontinuidad territorial, donde la magnitud de dichos factores le otorga significado. El aislamiento expresa la carencia de una relación con el entorno, lo cual deriva en ciertas dificultades de accesibilidad y que configura, a través de periodos prolongados, una serie de características de la vida social, económica, cultural y política en las islas; recrean un endemismo biológico y un arcaísmo lingüístico que suelen derivar en interés tanto científico como turístico. 

También las islas de Chiloé se caracterizan por su vulnerabilidad, por su incapacidad para otorgar seguridad a su población en aquellos aspectos que definen la calidad de vida adecuada al no garantizar los suministros básicos en los asentamientos humanos. De esta misma vulnerabilidad surge el cuestionamiento a la viabilidad insular para surtir de las cantidades suficientes de energía e información dentro del ecosistema insular para sostener y emprender acciones tendientes a mejorar la calidad de vida, al verse limitadas las oportunidades para la formación cultural y la constitución de un territorio sustentable y productor de crecientes niveles de bienestar social. Es decir, la viabilidad insular se incrementa cuando existen terrenos de fácil acceso y agua suficiente para sostener actividades agrícolas convenientes, cuando los servicios de energía, agua potable, transporte, eliminación de las aguas servidas y recolección de desechos y basuras están garantizados. 

Hemos asumido ser parte de un país homogéneo, nos hemos acostumbrado a pensar y desenvolvernos en un territorio no solo unitario sino también uniforme. A través de casi doscientos años no hemos tenido la fortaleza para visibilizar nuestra singularidad debido a diferentes razones, entre las cuales destaca la incapacidad de organizar y dar cuerpo a una teoría crítica de base insular que justifique nuestra condición geográfica y que derivado de ella, hayamos sido capaces de formular e impulsar políticas especiales más allá de la asistencialidad. 

Definir nuestra insularidad, a estas alturas, constituye un deber que nos obligará a adaptar las políticas nacionales a las necesidades existentes y con claras implicancias en la dimensión político-institucional de la gestión pública especialmente, lo cual, innegablemente, llevará a considerar nuestro territorio insular como una región natural que cuenta con una problemática específica y cuyo estudio adquiere relevancia espacial. En este sentido, la Universidad de Los Lagos abordará desde la investigación y desde la observación de las políticas públicas, el conocimiento que nos permitirá tomar mejores decisiones para que el bienestar social al que aspiramos sea coherente con los desafíos tecnológicos y responda con autoridad tanto a las dinámicas planificadoras como a las fuerzas del mercado. https://opinion.cooperativa.cl/opinion/politica/la-insularidad-nuestra/2019-07-26/104415.html

viernes, 7 de junio de 2019

La construcción de nuestra identidad universitaria


Our insular territory represents a geographical, demographic, cultural and resource reality that give it a national and regional peculiarity.

Nuestro territorio insular representa una realidad geográfica, poblacional, cultural y de recursos que le otorgan una particularidad tanto nacional como regional, por lo que la comunidad universitaria tendrá que ver esto como una oportunidad para pensarse a sí misma, definir una estrategia de vinculación territorial junto a una diversidad de propósitos acordes a las necesidades locales, única manera de tener un impacto positivo sobre el desarrollo local, que se exprese en una mayor diversificación de la matriz productiva y desplazar la actual economía extractiva de bajo valor agregado.

Tradicionalmente en Chile la universidad se ha pensado así misma como de carácter nacional, ha respondido a la exigencia de formación, consolidación, expansión y desarrollo del Estado-nación. Solo con el devenir del siglo XXI ha surgido el carácter crítico y reclamo de autonomía en la discusión sobre los alcances de la descentralización territorial. Sin embargo, tal vez lo más significativo de estos tiempos ha sido el surgimiento de una identidad territorial que no solo sobrepasa las estructuras, sino también al propio poder político estatal, adquiriendo en no pocos casos, una identidad institucional de mayor fortaleza con el territorio con el que se vincula, manteniéndose una permanente tensión entre las pretensiones de control, por un lado, y las de autonomía, por el otro. Expresadas las primeras en las políticas de financiamiento y regulación, y las segundas en la acentuación de su carácter ciudadano.

En un mundo que no termina de configurarse luego del declive de la sociedad industrial en los términos como la hemos conocido, fundada en la centralidad de los factores productivos tradicionales desde una mirada del desarrollo económico, en el tránsito hacia lo que se ha denominado como la sociedad del conocimiento, surgen las voces que demandan sistemas de decisiones más descentralizados y en los cuales las universidades adquieren un rol más cercano, involucradas en dichos procesos y conocedoras de sus territorios, pero también demandantes de una nueva generación de políticas públicas, con mecanismos de financiamiento sensibles a los propósitos y a la diversidad regional. En este sentido, los gobiernos regionales pueden contribuir a la constitución de universidades fuertes en sus territorios a través de políticas de financiamiento concertadas que fortalezcan la creación de capacidades y desarrollo de talentos; la definición de objetivos para la inversión en investigación aplicada y para la creación artística; y para el mejoramiento de las competencias de los trabajadores y directivos a través del apoyo a la formulación de programas de formación de capital humano calificado. La universidad puede contribuir al desarrollo integral y equilibrado en el territorio regional. 

Ello redundará en gobiernos más competentes, pertinentes y sensibles a las necesidades de la población regional y por ende, a incrementar las capacidades de gobernanza territorial, de representación ciudadana, al mejoramiento del bienestar social, de la convivencia democrática, del desarrollo productivo y del funcionamiento de las instituciones. Esta necesaria vinculación no puede ser solo un recurso discursivo, sino que debe manifestarse en el reconocimiento de que es en la comunidad regional donde reside la búsqueda del bienestar. 

Nuestro territorio insular representa una realidad geográfica, poblacional, cultural y de recursos que le otorgan una particularidad tanto nacional como regional, por lo que la comunidad universitaria tendrá que ver esto como una oportunidad para pensarse a sí misma, definir una estrategia de vinculación territorial junto a una diversidad de propósitos acordes a las necesidades locales, única manera de tener un impacto positivo sobre el desarrollo local, que se exprese en una mayor diversificación de la matriz productiva y desplazar la actual economía extractiva de bajo valor agregado. Desde Chiloé, debemos contribuir a que la Universidad de Los Lagos sea globalmente competitiva y a la vez, velar por un cada vez mayor compromiso local, que es dónde encontrará su significado y por lo tanto su identidad. https://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/la-construccion-de-nuestra-identidad-universitaria/2019-06-27/130324.html

lunes, 10 de diciembre de 2018

Motivar para aprender

Los estudiantes motivados logran rendimientos académicos más satisfactorios, lo que redundará en desempeños profesionales de calidad y en la construcción de saberes de excelencia; pero también en las probabilidades de deserción y de continuidad de estudios.

Motivated students achieve more satisfactory academic performance, which will result in a quality professional performance and the building of knowledge of excellence; but also in the probabilities of dropping out and continuity of studies.

La motivación es un aspecto influyente en el aprendizaje debido a que, por un lado, define lo que los estudiantes consideran reforzante y por otro, determina la cantidad de tiempo que éstos invertirán. También es un factor protector frente a eventos negativos y de conductas socialmente no deseadas y, al estar fuertemente vinculada con el rendimiento académico, cumple con ser un buen predictor del propio rendimiento y éxito académicos.

En este sentido, el compromiso que adquiere un estudiante con sus tareas cotidianas influencia su aprendizaje, su desempeño y sus logros. Al igual que la autoestima académica, la motivación educacional es influenciada por los profesores y por las prácticas motivacionales de los padres; los estudiantes motivados logran rendimientos académicos más satisfactorios, lo que redundará en desempeños profesionales de calidad y en la construcción de saberes de excelencia; pero también en las probabilidades de deserción y de continuidad de estudios. En efecto, los jóvenes vulnerables ubicados en el quintil más bajo del índice Autoestima Académica y Motivación Escolar al menos triplicaron en 2011 y duplicaron en 2013 su probabilidad de desertar, según un estudio de la Agencia de Calidad. Muchas veces los impactos no se perciben en el breve tiempo del año escolar, sino al final de sus trayectorias educativas. 

De hecho, hasta hace algunos años se pensaba que lo conveniente para los jóvenes más vulnerables era adquirir rápidamente un oficio, que les permitiera “ganarse la vida”, probablemente, por las propias limitaciones de nuestro sistema educativo. Sin embargo, para bien de la sociedad, hoy gozamos del consenso de que la única manera en la cual la educación se constituye en un mecanismo de movilidad social es con más años de escolaridad. Ahora, si esta es una escolaridad de formación técnica, ella responderá más a las opciones personales o a las posibilidades productivas que les ofrezca la sociedad. 

Decimos esto porque durante esta semana alrededor de 2 mil jóvenes de la provincia de Chiloé rindieron las pruebas de selección universitaria, PSU, representando un poco más del 60 % de quienes pudieron hacerlo. Por otro lado, en 2017, el 42 % de quienes las rindieron no alcanzaron a obtener el puntaje mínimo de postulación a carreras de las universidades pertenecientes al CRUCH, grupo de universidades en las cuales encuentran una calidad razonable para su formación profesional, una institucionalidad acreditada, pero también, pueden acceder a una serie de beneficios, entre ellos la gratuidad. Además, entre quienes, si superaron los 450 puntos, el 53,6 % obtuvo menos de 650 puntos, y solo 63 estudiantes más de aquello, quienes probablemente sí pudieron elegir la carrera en la ciudad que querían. 

Lo anterior constituye un escenario desafiante para la materialización de un proyecto universitario que esperamos no solo sustente una oferta educativa variada, sino que también sea capaz de asegurar el desarrollo de las otras dimensiones que constituyen la razón de ser de una institución de esta naturaleza, como es tener un cuerpo de investigadores que desde la realidad local contribuyan al conocimiento y comprensión del mundo actual, por un lado, y promover la reflexión crítica y constructiva de la realidad a través de la difusión del conocimiento científico, de las artes y del desarrollo integral de sus propios estudiantes, por el otro, estableciendo a la vez una relación simbiótica con su comunidad. 

Chiloé posee muchas fortalezas culturales, socioambientales y productivas que pueden constituirse en la fuente de inspiración para la ciencia, para el desarrollo de la creatividad y la innovación tecnológica, para la formación profesional y técnica en su afán de contribuir al incremento de un capital humano superior y avanzado en nuestra región y sur del país, pero debe hacerlo fortaleciendo sus bases, y una de ellas lo constituye el aseguramiento de un flujo de estudiantes que tanto en número como en calidad de los aprendizajes que se esperan para este nivel de egreso, sustenten, le otorguen viabilidad y estabilidad para que el anhelo por tanto tiempo prometido y pendiente, perdure y se enriquezca.

En este sentido, lo primero que debemos encarar con decisión, lo constituye un esfuerzo por incluir a quienes hoy no alcanzan a sentirse motivados por la educación superior universitaria: hay un 40% de jóvenes que requieren motivación e inspiración para soñar con más y en ello sus profesores y padres son insustituibles. Lo segundo, es que quienes sí superan esta primera barrera logren demostrar la adquisición de aprendizajes elevados, profundos y de calidad durante su trayectoria educativa, pero para lograr este objetivo, nuestros colegios de secundaria deberán focalizar su tarea en desarrollar las habilidades superiores que permitirán dotarles de las capacidades de aprendizaje, de la autonomía, de los valores y de los comportamientos que le permitan optimizar sus talentos. En ello los directivos tendrán que ocuparse ya no solo en que sus estudiantes aprendan y puedan seguir haciéndolo de manera incremental por sí mismos, sino que también sus profesores, porque mucho dependerá de un cuerpo docente consciente tanto de la importancia de su propio capital profesional, como de su liderazgo para motivar a las próximas generaciones.


lunes, 26 de noviembre de 2018

La evaluación necesaria


En nuestro país, la evaluación no está referida solo a los aprendizajes disciplinares, sino que en los últimos años se ha incorporado la evaluación de habilidades y actitudes socioemocionales que permiten tener una visión más amplia e integral de la calidad de la educación.

In our country, the evaluation is not only related to the disciplinary learning but in recent years the evaluation of socio-emotional skills and attitudes has been incorporated which allow a broader and more comprehensive vision of the quality of education.

Durante las últimas semanas hemos aplicado las pruebas de evaluación del SIMCE en tres niveles del sistema escolar: segundo medio, sexto y cuarto básico, respectivamente. Al respecto, quisiera distinguir dos planos que suelen discutirse y en los cuales tienen sus focos: la evaluación del sistema educativo y la evaluación de los aprendizajes de los estudiantes en las salas de clases, el cual hace referencia a las prácticas pedagógicas y al sentido que ahí adquiere o se le otorga a la evaluación.

Primero, si bien la evaluación de los sistemas educativos -aunque no constituye un fenómeno nuevo-, se ha incrementado en las últimas décadas, ello se asocia a la apertura democrática, a la rendición de cuentas y al control del gasto público, a la mejora de la competitividad socioeconómica, y a la descentralización que busca una mayor responsabilidad por parte de los actores educativos con los resultados socialmente deseables que se expresan en los currículos y más recientemente en los estándares que de ellos se desprenden. Entonces, evaluar es una práctica habitual que se sustenta sobre estudios periódicos nacionales e internacionales. Otro tema es que los resultados de los esfuerzos realizados parece que no llegan a satisfacer las expectativas que hay acerca de su utilidad final, sea para la orientación de políticas públicas, o para usos más específicos dirigidos a mejorar los procesos organizacionales y/o los relativos a los de enseñanza-aprendizaje.

Definir un modelo de referencia para la selección de variables que considerar y especificar las características conceptuales de la calidad que se pretende evaluar, así como los procedimientos o metodologías para la elaboración de los sistemas de cuestionarios de contexto, constituyen un desafío de mejora permanente al cual nuestros académicos están llamados a contribuir. En nuestro país la evaluación no está referida solo a los aprendizajes disciplinares, sino que en los últimos años se ha incorporado la evaluación de habilidades y actitudes socioemocionales que permiten tener una visión más amplia e integral de la calidad de la educación.

Segundo, en lo que dice relación con la evaluación de aula, reconocemos que la evaluación de los aprendizajes es una de las tareas de mayor complejidad que realizan los docentes, tanto por el proceso que implica como por las consecuencias que tiene emitir juicios sobre los logros de sus estudiantes, que requiere de una mayor profesionalización y que las instituciones formadoras tienen la primera responsabilidad con lo que Michael Fullan denomina como la formación del capital profesional. La Agencia de Calidad de la Educación ha estado aportando en la entrega de orientaciones para la adopción de la Evaluación Progresiva y la Evaluación Formativa como estrategias metodológicas integrales que hacen referencia a los estándares de aprendizaje, pero que también constituyen un reto a la capacidad de contextualización teórica por parte de los docentes del país.

Estas evaluaciones son hoy nuestro desafío: lograr entregar herramientas a los docentes para que, con sus propios sistemas de evaluación de estudiantes, les permita tener un correlato con las evaluaciones externas, con una mirada más amplia de la calidad, y que finalmente permita que todos nuestros estudiantes aprendan, que es el objetivo último de la educación.

evaluación educacional justicia educativa equidad liderazgo directivo

http://elinsular.cl/papeldigital/files/assets/basic-html/page2.html
http://www.ellanquihue.cl/impresa/2018/11/25/full/cuerpo-reportajes/3/

miércoles, 31 de octubre de 2018

Liderar para aprender

Liderar en nuestro tiempo es una tarea compleja, especialmente porque si bien sabemos que la dirección escolar es el segundo factor después del profesor en términos de impacto en el aprendizaje de los estudiantes, también sabemos que los directivos no pueden pensar solo en su escuela para mejorar el sistema.


Leading in our time is a complex task, especially because although we know that school management is the second factor after the teacher in terms of impact on student learning, we also know that managers can not think only about their school to improve the system.

Recientemente la Universidad Austral, a través del Programa de Desarrollo de Talentos ALTA-UAch organizó el Simposio: “La Compresión Lectora: instalación de competencias y capacidades para el mejoramiento de la comprensión lectora en docentes de la educación básica”. Un evento que contó con invitadas e invitados excepcionales y un auditórium atento y comprometido. 

Eventos como este constituyen un aporte al desarrollo de una enseñanza profesional y de aprendizajes más profundos y complejos para nuestros estudiantes, y a que las iniciativas que la escuela implementa para lograr sus objetivos sean más efectivos. Conocer experiencias que se han diseñado fundadas en información científica, implementadas con rigurosidad técnica y que han alcanzado logros estables y satisfactorios, siempre serán un aporte para que los líderes, tanto de las escuelas como de los territorios educativos, puedan considerar en sus definiciones estratégicas la promoción de la lectura. 

Sabemos que leer bien y oportunamente es un desafío permanente del sistema educativo y de cada persona. Más aún, el mejoramiento de la comprensión lectora constituye una habilidad que siempre podemos mejorar en profundidad y extensión, y a ello no solo las escuelas y los profesores están llamados a hacerse cargo, toda institución puede aportar a construir una cultura que favorezca mejorar el hábito y las habilidades. La escuela debe cumplir con los estándares que se espera logren sus estudiantes, en la oportunidad que corresponda, pero ello no acaba en su recinto, sino que el mundo laboral debiese tomar nota del impacto que tiene en satisfacción, productividad, desarrollo de la innovación y la creatividad, y los líderes educativos en la inserción en la sociedad y desarrollo del civismo que posee una población con mejores hábitos y competencias lectoras. 

Recientemente ha estado en nuestro país Michael Fullan, una autoridad en materias de liderazgo y cambio educativo, quien señala que los nuevos liderazgos deben pensar en el sistema y actuar como agentes de cambio desde la posición desde la cual ejecutan sus tareas, “es una persona que ejemplifica el aprendizaje”, configurando las condiciones para que todos aprendan. Liderar en nuestro tiempo es una tarea compleja, especialmente porque si bien sabemos que la dirección escolar es el segundo factor después del profesor en términos de impacto en el aprendizaje de los estudiantes, también sabemos que los directivos no pueden pensar solo en su escuela para mejorar el sistema, más vale para los líderes territoriales, que son quienes deben centrarse sistémicamente en la enseñanza en todas las escuelas. Es crucial para la propia escuela y el territorio educativo que los líderes educativos no dejen de mirar el conjunto del sistema, pues ellos forman parte de la dinámica virtuosa que facilita que éste cambie radicalmente. 

Impulsar de manera correcta una estrategia en la cual todas las escuelas puedan mejorar los aprendizajes de todos sus estudiantes, implica diseñar e implementar acciones tendientes a crear y fortalecer capacidades profesionales e institucionales, no pensar en que la diferencia que hace una escuela pueda ser replicable hasta mejorar todo el sistema, porque para que ello ocurra, se requieren niveles de comprensión y actuación que superen visiones individualistas, donde se da por supuesta la capacidad local, sino donde el líder educativo participa como aprendiz con los profesores haciendo avanzar a todas las escuelas hacia objetivos y metas compartidas.
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lunes, 22 de octubre de 2018

Los profesores: el respeto que les debemos

Un profesor respetado por sus alumnos, por los padres y por toda la comunidad, es un profesor motivado, que se plantea con seguridad en sus conocimientos y estrategias de enseñanza y con confianza en la utilización de sus criterios de evaluación. Un docente respetado posee un valor formativo para todos los miembros de la comunidad escolar. 

A teacher who is respected by his students, by his parents and by the whole community, is a motivated teacher who is confident in his knowledge and teaching strategies and with confidence in the use of his evaluation criteria. A respected teacher has a formative value for all members of the school community.

Hoy existe una valoración de las profesiones basada principalmente en el salario. Esto repercute en las decisiones de los jóvenes y sus familias, pero también en el valor estratégico que tiene el rol del profesional en la sociedad actual. La relación directa entre los ingresos económicos de las personas y el aprecio por la labor, carcome el ethos cultural de la profesión. En el caso de los profesores, carcome también su autoridad frente a los estudiantes como facilitador, transmisor o depositario del conocimiento y de la cultura. 

Si bien en los últimos años como país hemos realizado importantes esfuerzos con reformas que han permitido aumentar los ingresos de los profesores, como una forma de reconocimiento a su labor, aún queda mucho camino por delante. En esto la responsabilidad no es totalmente externa, sino que ha existido un relajamiento ante las evidencias de que la falta de valoración social carece de un correlato de reacción desde los propios docentes, ya sea individualmente o como colectivo perteneciente a una profesión relevante para el desarrollo económico, social y cultural de nuestro país. 

Siempre he señalado que uno de los factores asociados al mejoramiento de la valoración social de los docentes es el respeto que se les debe tener. Oportunidad que tengo le hago saber a padres y estudiantes, lo significativo que ello es para generar espacios apropiados para una enseñanza de calidad. Un profesor respetado por sus alumnos, por los padres y por toda la comunidad, es un profesor motivado, que se plantea con seguridad en sus conocimientos y estrategias de enseñanza y con confianza en la utilización de sus criterios de evaluación. Un docente respetado posee un valor formativo para todos los miembros de la comunidad escolar. 

Si los padres y la comunidad, por distintas razones, descalifican su comportamiento, relativizan su autoridad o dudan de sus conocimientos están transmitiendo a sus niños y jóvenes una visión menospreciativa de su persona y de su labor. Pero obliga a reconocer que un docente lo es siempre: no solo en la sala de clases y el centro educativo, sino que también y especialmente en los espacios públicos. Estoy obligado moral y profesionalmente a tener un estándar superior si quiero me respeten como docente, como profesor y maestro. Los jóvenes son duros cuando les llega el momento de juzgar a sus antiguos docentes y generalmente no coinciden aquellos que buscan el halago fácil y complaciente con el “buen profesor” que recordamos. 

La sociedad actual ha invalidado el viejo adagio de que eran compatibles “las virtudes públicas con los vicios privados”. Cada vez la línea que los separa es más débil, por lo que los profesores deben serlo siempre, en la sala y en la calle, como decía Gabriela Mistral. 

El reciente informe del BID Profesión: Profesor en América Latina ¿Por qué se perdió el prestigio docente y cómo recuperarlo? nos señala una ruta de cómo mejorar los sistemas educativos a través de la formulación de una estrategia que convierta a la docencia en una carrera atractiva con un prestigio social incuestionable, focalizando los esfuerzos en evidenciar la relevancia de la profesión para la sociedad, en el respeto por el conocimiento adquirido por quienes la ejercen, y en su reflejo con el nivel salarial comparativo con otras profesiones. Como dice Michael Fullan, el incremento del capital profesional es indispensable para ganar en prestigio social y respeto y autoridad profesional.

lunes, 1 de octubre de 2018

El reto de la calidad siempre

Ningún sistema educativo puede superar la calidad de sus docentes (Barber y Mourshed, 2007), por eso la comprensión del nivel y de las características del desempeño docente en las aulas debería transformase en un insumo esencial para la formulación de políticas públicas que apunten a mejorar paulatinamente las capacidades de las educadoras y profesores que actualmente se desempeñan en las aulas de nuestros jardines, escuelas y liceos.

No educational system can exceed the quality of its teachers, so understanding the level and characteristics of teacher performance in the classroom should become an essential input for the formulation of public policies that aim to gradually improve the capacities of educators and teachers who currently work in the classrooms of our pre-schools, schools and high schools.

En 2010, el informe de la consultora inglesa McKinsey colocaba a Chile entre los países cuyo sistema educacional ofrecía a sus estudiantes un umbral mínimo de calidad en sus escuelas, especialmente en el logro de las habilidades básicas de lenguaje y matemáticas. Esto se debía, según la publicación, a que como país estábamos en una etapa de bajos resultados debido a que los docentes carecían de la capacidad para construir modelos pedagógicos que les permitieran apropiarse de la innovación y la experimentación en las escuelas, pero también, de las habilidades y conocimientos como para que el sistema pudiese confiar en sus capacidades y en el de los colegios para comprender los nuevos desafíos de aprendizaje de los estudiantes y que tuviesen la capacidad para reaccionar, implementando prácticas eficaces en sus aulas de manera autónoma.

Este crudo diagnóstico no era muy diferente al que ya teníamos como país, y coincidió con la implementación de un Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la Educación, con una nueva institucionalidad, que elevó los estándares de desempeño de todos los actores escolares, redefiniendo la evaluación de los aprendizajes de los estudiantes, pero también de los desempeños de profesores y directivos y de la propia institución educativa.

Se ha impulsado un diálogo pedagógico no solo sobre los sentidos que queremos, sino también sobre la relevancia de la información cuando debatimos, formulamos y decidimos sobre las políticas educativas que debemos implementar. Así, por ejemplo, valoramos la evidencia producida por la investigación educacional respecto del carácter clave que tiene el desempeño docente en la calidad de los aprendizajes de los estudiantes (Darling-Hammond, 2005; Barber y Mourshed, 2007), lo mismo respecto del potencial de igualador social de la educación inicial de calidad (Carnero y Heckman, 2003) en el desarrollo cognitivo y socioemocional en los primeros años de infancia, lo cual es posible alcanzar solo con programas de apoyo de alta calidad.

Por eso es prioritario contar en la educación parvularia con una nueva cultura educativa de calidad y ello debiese tener como objetivos una educación que ponga la mayor importancia al mundo interno del niño y a su núcleo psicoafectivo en los primeros años; descubrir, alentar y promover el desarrollo las capacidades de cada niño y niña en los primeros niveles educativos; dar especial atención al desarrollo de los nuevos lenguajes con enfoques multiculturales para la formación integral, promoviendo una concepción ciudadana amplia y humanista; institucionalizar la articulación del nivel inicial con la educación primaria y de ésta con la siguiente; y vincular más a la familia como agente educador y socializador, propiciando la reflexión y comprensión de su papel en el desarrollo de la infancia. Cualquier política que aspire a ser efectiva, no solo debe ampliar la cobertura, sino que también ambicionar la calidad.

Ningún sistema educativo puede superar la calidad de sus docentes (Barber y Mourshed, 2007), por eso la comprensión del nivel y de las características del desempeño docente en las aulas debería transformase en un insumo esencial para la formulación de políticas públicas que apunten a mejorar paulatinamente las capacidades de las educadoras y profesores que actualmente se desempeñan en las aulas de nuestros jardines, escuelas y liceos, a la vez que se encare con decisión la formación inicial en las universidades, de modo que nuestros docentes logren aplicar modelos pedagógicos originados en las propias reflexiones de sus prácticas y en la relación de éstas con los aprendizajes de sus estudiantes. En nuestras aulas existen oportunidades importantes de mejora, los análisis de los resultados de las evaluaciones de desempeño nos indican con claridad que las dimensiones asociadas al dominio del apoyo pedagógico son las más débiles, pero también las más difíciles de incorporar, tanto en el sistema de apoyo, como en las rutinas de desempeño, especialmente en los primeros niveles educativos.

Las oportunidades de esta crisis