En Chile, hablar de calidad universitaria suele remitir de inmediato a acreditaciones, estándares y procesos administrativos. Sin embargo, detrás de esa trama tecnocrática se juega la profundidad del sentido público de la idea de universidad. En efecto, la Vinculación con el Medio (VcM) ha emergido como el espacio donde la calidad se verifica socialmente, donde la institución demuestra -o no- su compromiso con el territorio, con la equidad social y con el desarrollo sostenible.
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El gran desafío pedagógico de nuestro tiempo no es solo curricular, metodológico o tecnológico. Es, sobre todo, espiritual y político. Necesitamos docentes capaces de sostener la incertidumbre sin ceder al cinismo, directivos que lideren con visión ética y comunidades educativas que encarnen el cuidado mutuo como forma de esperanza colectiva.
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jueves, 6 de noviembre de 2025
Vinculación con el medio: el alma pública de la calidad universitaria
En Chile, hablar de calidad universitaria suele remitir de inmediato a acreditaciones, estándares y procesos administrativos. Sin embargo, detrás de esa trama tecnocrática se juega la profundidad del sentido público de la idea de universidad. En efecto, la Vinculación con el Medio (VcM) ha emergido como el espacio donde la calidad se verifica socialmente, donde la institución demuestra -o no- su compromiso con el territorio, con la equidad social y con el desarrollo sostenible.
miércoles, 1 de octubre de 2025
Selección, formación y retención de profesores
La calidad de la educación en Chile continúa siendo uno de los principales desafíos estratégicos para el desarrollo del país, y su núcleo radica en la selección, la formación y la retención en ejercicio de los docentes, todos eslabones de una misma cadena que hay que fortalecer y no debilitar. La reforma de uno de los pilares del sistema, como son los criterios de ingreso a las pedagogías, no puede realizarse sin una mirada integral que considere los efectos a mediano y largo plazo en la calidad del profesorado. En este contexto, las universidades formadoras de profesores, y especialmente las públicas, que detentan un fuerte anclaje territorial, se encuentran en una posición privilegiada para contribuir al fortalecimiento de la profesión docente. Es esta y no otras razones las que deben esgrimirse para legislar sobre esta materia.
Un primer aspecto crucial es la selección de estudiantes de pedagogía. La evidencia internacional ha demostrado que los sistemas escolares con mejores desempeños académicos, como Finlandia o Singapur, mantienen criterios de ingreso altamente selectivos y valoran tanto el rendimiento académico como la vocación (Darling-Hammond, 2017). Esto supone no solo respetar los estándares nacionales definidos por la Ley de Carrera Docente (Ley 20.903), sino que, además, complementarlos con dispositivos institucionales que permitan identificar tempranamente el compromiso y las aptitudes pedagógicas de los postulantes. Si bien la matrícula de estudiantes de pedagogías ha disminuido en los programas regulares, en las universidades del CRUHC se han incrementado, suponiendo los efectos de las mayores exigencias y de la acreditación. A modo de ejemplo, en la Universidad de Los Lagos, la matrícula se ha incrementado en un 73% para el periodo 2021 - 2025 y un 9,93% entre 2023 – 2025, periodo de vigencia de la PAES; además, los puntajes mínimos y máximos se han incrementado en el último periodo en un 2,91% y un 2,62%, respectivamente. Este es un signo inequívoco de que la medida ha fortalecido la selección aumentando la matrícula y subiendo los puntajes de ingreso de los futuros docentes.
En segundo lugar, resulta indispensable fortalecer la formación inicial. La investigación ha mostrado que la práctica pedagógica temprana y progresiva en contextos reales es uno de los factores más determinantes para el aprendizaje profesional docente. Kenneth Zeichner (2010) propone que las instituciones formadoras deben incorporar la sabiduría de la comunidad, profundizar el trabajo en red con escuelas asociadas a programas articulados con docentes, académicos y las comunidades, asociarse con establecimientos rurales, multigrado y urbanos vulnerables, a fin de que los futuros profesores desarrollen competencias pertinentes a la realidad territorial. Junto con ello, la formación inicial debiera integrar enfoques de innovación educativa, educación inclusiva y uso pedagógico de tecnologías digitales, en consonancia con las demandas actuales del sistema escolar (OCDE, 2019). Además, es indispensable la incorporación de una evaluación centrada en la mejora, fortalecer la coherencia en y con la gobernanza escolar, la confianza colaborativa y realizar una evaluación sistemática de los cambios.
Un tercer desafío se relaciona con la retención y acompañamiento de los egresados. La literatura reciente evidencia que, en Chile, la “fuga” (abandono temprano de la docencia y/o alta rotación en los primeros años) es significativa y está bien documentada: así, para el primer año de ejercicio entre 7,7% y 12,8% de los docentes novatos abandona, según cohortes 2005–2016, y a cinco años (cohortes históricas), la deserción acumulada fluctúa según metodología y cohorte en torno a un 20% (Valenzuela et al., 2021), de 23 a 27% (López, 2015) y hasta 40–45% (Valenzuela & Sevilla, 2013). En paralelo, solo el 30% sigue en el mismo establecimiento a los cinco años según CIAE-U. de Chile (2021), mientras que, para Carrasco, Godoy & Rivera (2017, MidEvidencias N°11), el 34,5% de los profesores novatos cambia de establecimiento tras el primer año y el 50,5% lo habrá hecho al cabo de tres años, siendo mayor esta rotación en las escuelas vulnerables.
Es este un problema mayor, frente al cual las universidades y organizaciones de la sociedad, con fuerte apoyo del Ministerio de Educación deben implementar programas masivos de mentoría y acompañamiento profesional que brinden apoyo a los egresados durante la inserción laboral y generando ambientes de acogida en los establecimientos escolares, reduciendo así la deserción y contribuyendo a consolidar una comunidad de práctica docente territorial y creación de capital profesional (Hargreaves & Fullan, 2012).
La universidad debe reconocer que su misión no se limita a la formación inicial, sino que también implica una vinculación activa con las políticas públicas y con el territorio, lo cual significa aportar evidencia sobre los efectos de las reformas educativas en los contextos regionales y locales, ofrecer alternativas de acceso y nivelación para estudiantes con vocación docente, y promover una cultura social que resignifique la pedagogía como motor de desarrollo humano y cultural en su territorio que ha denominado como referente para su vinculación con el medio.
En síntesis, fortalecer la profesión docente requiere mantener y enriquecer los criterios de calidad en la admisión, robustecer la formación práctica situada, articular redes sólidas con escuelas locales y acompañar a los egresados en sus primeros años de ejercicio. Estas medidas, inspiradas en la evidencia y en las necesidades territoriales, profundizarán la vinculación de las universidades con la formación de profesores de excelencia y con identidad regional.
https://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/seleccion-formacion-y-retencion-de-profesores/2025-09-26/061333.html
jueves, 21 de agosto de 2025
La política en la sala de clases: desafío y oportunidad para el profesorado
martes, 12 de agosto de 2025
La escuela como espacio de esperanza
Para ellos, la esperanza es resistencia frente al nihilismo tecnocrático, respuesta al vaciamiento de sentido, y apuesta por lo posible cuando todo parece cerrado. Para Fromm, es coraje racional; para Frankl, sentido en medio del dolor; para Han, apertura contemplativa. Para todos, es una dimensión constitutiva de la educación.
miércoles, 11 de junio de 2025
La historia local en la educación: el Manual de Historia y Geografía de Chiloé
El Manual de Historia y Geografía de Chiloé, elaborado por Dante Montiel Vera y Francisco Cárcamo Roa, representa una contribución significativa y oportuna para fortalecer el vínculo entre la comunidad educativa y su territorio. Este texto, adaptado a los distintos niveles escolares y respaldado institucional y artísticamente, se constituye en una herramienta fundamental para la apropiación crítica del patrimonio chilote y el fortalecimiento del conocimiento y la identidad local, especialmente entre estudiantes y docentes.
El manual aborda de manera integrada temas históricos —como la colonización, la interculturalidad y los procesos republicanos— junto con aspectos geográficos, ofreciendo un contexto físico y humano del archipiélago que enriquece la comprensión del territorio. En este sentido, la incorporación de la historia local en el currículo escolar resulta indispensable para generar un aprendizaje significativo y contextualizado, que vincula el conocimiento académico con la realidad cotidiana de los estudiantes (Levstik y Barton, 2015). De este modo, la historia local permite a los alumnos desarrollar una conciencia crítica sobre el pasado y sus implicancias en el presente, favoreciendo la construcción de identidad y el sentido de pertenencia.
Al comprender los procesos históricos, sociales, culturales y ambientales que han moldeado su entorno, los estudiantes no solo establecen vínculos concretos con su comunidad, sino que también potencian habilidades de investigación y valoración de fuentes diversas, incluyendo testimonios orales y patrimonios materiales (Seixas, 2006). Esta experiencia pedagógica convierte el aprendizaje en un proceso vivo, relevante y significativo, que promueve el pensamiento crítico y una comprensión profunda de la realidad.
Para los docentes, un currículo enriquecido con narrativas, documentos y objetos propios del contexto regional facilita el uso de recursos auténticos y metodologías activas, donde los estudiantes asumen un rol protagónico en su formación (Wineburg, 2001). Así, los materiales pedagógicos no solo se vuelven inclusivos y dinámicos, sino también pertinentes para las particularidades culturales y sociales de la comunidad.
El manual, en el marco del centenario de la incorporación del archipiélago a la República de Chile, contribuye a fortalecer la identidad cultural y social, reconociendo tradiciones, valores y desafíos históricos que configuran la diversidad del territorio. A su vez, promueve la cohesión social y el orgullo territorial, así como la conservación del patrimonio cultural y natural, elementos esenciales para un desarrollo local sostenible (Vázquez y Díaz, 2019). De este modo, la historia local se vincula con iniciativas comunitarias, turismo cultural, educación patrimonial y políticas públicas contextualizadas.
En suma, la historia local en la educación trasciende el aprendizaje académico para convertirse en un puente entre pasado y presente, escuela y comunidad, memoria y futuro (Levstik y Barton, 2015). Su integración en los procesos formativos y en los materiales docentes contribuye a la formación de sujetos críticos y conscientes de su identidad, promoviendo un desarrollo territorial enriquecido cultural y socialmente. Es de esperar que el sistema educativo y docentes valoren el esfuerzo de los profesores Montiel y Cárcamo.
Levstik, L., & Barton, K. (2015). Doing History: Investigating with Children in Elementary and Middle Schools (5th ed.). Routledge.
Seixas, P. (2006). Theorizing Historical Consciousness. University of Toronto Press.
Vázquez, J., & Díaz, M. (2019). Educación patrimonial y desarrollo local: experiencias y desafíos. Revista de Educación y Patrimonio.
Wineburg, S. (2001). Historical Thinking and Other Unnatural Acts: Charting the Future of Teaching the Past. Temple University Press.
viernes, 6 de junio de 2025
Violencia escolar, justicia educativa y el rol de las universidades pedagógicas: hacia una política pública transformadora
Introducción
En las últimas semanas, Chile ha presenciado una serie de graves hechos de violencia protagonizados por estudiantes de enseñanza media. Estos sucesos, altamente mediatizados, han generado alarma pública y motivado reflexiones sociales, muchas de las cuales apelan a la conciencia de padres, madres, docentes y adultos en general. Sin embargo, una mirada más profunda revela que estos episodios no son hechos aislados, sino expresiones sintomáticas de un problema estructural: el deterioro del tejido social y la crisis de sentido en nuestras instituciones educativas. En este contexto, urge abandonar las respuestas reactivas y moralizantes, para construir una política pública de convivencia escolar que aborde la violencia desde una perspectiva de justicia educativa, equidad social y formación ciudadana. En este desafío, las universidades pedagógicas están llamadas a cumplir un rol estratégico.
Los hechos recientes en liceos de Melipilla, San Pedro de la Paz, Coronel y Osorno no pueden entenderse como simples desbordes de conducta juvenil, ni como manifestaciones individuales de falta de valores. Por el contrario, deben ser interpretados como síntomas visibles de una violencia estructural más profunda, que atraviesa a la escuela como institución moderna: segregación social y territorial, precarización de la vida familiar y comunitaria, erosión de los vínculos intergeneracionales, deslegitimación del Estado y crisis de autoridad pedagógica.
Desde la teoría política educativa crítica, la escuela no es un espacio neutro ni aislado, sino un microcosmos de las relaciones de poder presentes en la sociedad (Apple, 1997; Giroux, 1988). La violencia que irrumpe en sus aulas es reflejo de un orden social que produce frustración, exclusión y silenciamiento, especialmente en contextos de pobreza, racismo, machismo o discriminación estructural. En lugar de reforzar discursos culpabilizadores hacia docentes o familias, se requiere interpelar las condiciones institucionales, culturales y materiales que producen subjetividades violentadas y violentas (Butler, 2004).
2. Justicia educativa y formación ciudadana: bases de una política transformadora
La violencia no
puede combatirse solo con más control o vigilancia; debe ser abordada mediante
culturas escolares democráticas, que valoren la diferencia, gestionen el
conflicto con diálogo y favorezcan una ciudadanía activa y deliberativa
(Biesta, 2013). Ello requiere formar sujetos capaces de comprender y
transformar su realidad, no solo adaptarse a ella. En este sentido, la política
pública debe reconocer la convivencia escolar como un eje transversal del
currículo y de la formación integral.
En este proceso, las universidades pedagógicas tienen un papel insustituible. No solo por su responsabilidad en la formación inicial y continua de docentes, sino por su potencial para generar conocimiento situado, ético y transformador (De Sousa Santos, 2005). Es indispensable que rediseñen la formación docente para integrar competencias en justicia educativa, gestión de la diversidad, educación emocional, resolución pacífica de conflictos y ciudadanía crítica (Meirieu, 1998); desarrollen programas permanentes de investigación-acción en conjunto con comunidades escolares, especialmente en territorios vulnerados, para co-construir estrategias de prevención de la violencia con base territorial y pertinencia cultural (Walsh, 2009); impulsen programas de Vinculación con el Medio que vinculen a estudiantes de pedagogía con escuelas y liceos a través de tutorías, mediación escolar, talleres socioemocionales y participación comunitaria; constituyan observatorios regionales y locales de convivencia y justicia educativa, generando datos, análisis y propuestas para el sistema escolar y los gobiernos intermedios. De este modo, las universidades pedagógicas pueden dejar de ser solo formadoras técnicas para convertirse en actoras públicas comprometidas con la transformación social desde la educación.
1.
Diagnóstico participativo y territorializado, que
reconozca las múltiples violencias que atraviesan las escuelas (físicas,
simbólicas, digitales, estructurales).
2.
Fortalecimiento de las capacidades institucionales:
dotación permanente de profesionales psicosociales, formación docente continua
en justicia y convivencia, acompañamiento pedagógico situado.
3.
Currículo para la ciudadanía democrática, que integre la
educación en derechos humanos, género, interculturalidad, medioambiente y
resolución de conflictos.
4.
Red de apoyo intersectorial, articulando escuelas y liceos
con servicios de salud mental, programas sociales, municipios y organizaciones
comunitarias.
5.
Alianzas con universidades pedagógicas, como centros de
formación, investigación, acompañamiento y producción de conocimiento crítico.
Hannah Arendt entendió muy bien al decir: “La educación es el punto en el que decidimos si amamos el mundo lo bastante como para asumir una responsabilidad por él y así salvarlo de la ruina que, de no ser por la renovación, de no ser por la llegada de los nuevos y los jóvenes, sería inevitable. También mediante la educación decidimos si amamos a nuestros hijos lo bastante como para no arrojarlos de nuestro mundo y librarlos a sus propios recursos, ni quitarles de las manos la oportunidad de emprender algo nuevo, algo que nosotros no imaginamos, lo bastante como para prepararlos con tiempo para la tarea de renovar un mundo común.” (Arendt, 1961).
Apple, M. W. (1997). Educación y poder. Barcelona: Paidós.
Arendt, Hanna (2018). La crisis en la educación, en Entre el pasado y el futuro. Editorial Austral.
Biesta, G. (2013). The beautiful risk of education. Boulder: Paradigm Publishers.
Butler, J. (2004). Vida precaria: El poder del duelo y la violencia. Buenos Aires: Paidós.
De Sousa Santos, B. (2005). La universidad en el siglo XXI: Para una reforma democrática y emancipadora de la universidad. Buenos Aires: CLACSO.
Fraser, N., & Honneth, A. (2006). Redistribución o reconocimiento: Un debate político-filosófico. Madrid: Morata.
Giroux, H. A. (1988). Schooling and the struggle for public life: Critical pedagogy in the modern age. Minneapolis: University of Minnesota Press.
Meirieu, P. (1998). La elección de educar: Ética y pedagogía. Barcelona: Octaedro.
Skliar, C. (2007). ¿Y si el otro no estuviera allí? Notas para una pedagogía (de la) diferencia. Buenos Aires: Noveduc.
Walsh, C. (2009). Interculturalidad, Estado y sociedad: Luchas (de)coloniales de nuestra época. Quito: UASB.
https://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/violencia-escolar-justicia-educativa-y-rol-de-las-universidades-hacia/2025-06-08/184708.html
https://www.elquintopoder.cl/educacion/violencia-escolar-justicia-educativa-y-el-rol-de-las-universidades-pedagogicas-hacia-una-politica-publica-transformadora/
#violencia_escolar #convivencia_escolar #educación_pública #universidad #profesores #desarrollo_docente #educación #política_educativa
miércoles, 12 de marzo de 2025
Resultados del SIMCE en Chiloé
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