viernes, 5 de diciembre de 2014

Mi intervención en la Junta Regional

Estimados camaradas

He querido hacer uso de la palabra en esta Junta Regional, la máxima instancia de decisión política, porque hay varios temas que me preocupan.

Primero, me preocupa el carácter que ha asumido el debate político en nuestro país y que en nuestra región tiene eximios representantes, los que lamentablemente se encuentran entre nuestros socios y cuyos comentarios, referencias sarcásticas y hasta soeces, somos nosotros los destinatarios. Hemos visto durante estos ocho meses de gobierno, una actitud beligerante hacia nuestros dirigentes, hacia nuestros militantes y hacia toda idea que provenga de algún dirigente de nuestro partido.

Existe una actitud sistemática, no aislada, permanente e insistente en desacreditar nuestras posiciones. Para nuestros aliados, solo los democratacristianos que coinciden con ellos, que les dicen amén a sus planteamientos, que están en su estrategia electoral, son buenos democratacristianos, ellos si son calificados de como fieles adherentes del programa  de gobierno. Los otros, los que tenemos posiciones que no les gustan, nos tratan de “desleales”, de “sectarios”, de conservadores.

Hay dirigentes en nuestros partidos aliados que se han otorgado el poder para calificar quienes son los camaradas que podrían ingresar al gobierno, vetan a los que no están dispuestos a ser condescendientes con ellos. Hace unos días hubo un incidente de uno de estos personajes que insultó gratuitamente a nuestro presidente nacional y nadie, nadie, de nuestras autoridades políticas tuvo el coraje de salir a ponerlo en su lugar, sino hubiésemos insistido ante el Consejo Regional para que se aprobara un declaración pública de apoyo a nuestro presidente nacional y de repudio a la actitud antes señalada y que nuestro Presidente Regional envió como una carta personal a un diario y a los militantes, si eso no hubiese ocurrido, nada se hubiese dicho y hubiésemos quedado como cobardes.

Camaradas, siempre hemos sido un partido que cuando ha estado en el gobierno ha sido responsable: lo fuimos con Juan Antonio Ríos, lo fuimos con nuestros presidentes Frei Montalva, Aylwin, Frei Ruiz Tagle, Lagos y Bachelet. Y Chile no puede dudar que lo seremos hoy y hasta el último día con la Presidente Bachelet y su gobierno. Pero esto no significa que no debemos realizar observaciones y hasta objeciones a las propuestas de nuestro gobierno. En eso consiste la democracia, en deliberar, en discutir, en construir consensos o acuerdos.

A esto agregamos que tenemos un gobierno regional coptado, atrapado por algunos parlamentarios de la región. Solo se hace lo que ellos permiten y nada se hace sin su satisfacción. Tenemos un ejecutivo sin iniciativa política, sin conducción ni orientación. Ajeno a los grandes temas regionales, incapaz de contextualizar la discusión nacional; en definitiva: opaco, sin la capacidad ejecutiva que se espera para promover las iniciativas en las cuales se está jugando nuestro destino como comunidad regional.
En segundo lugar, quisiera referirme a la propuesta de descentralización que ha realizado la Comisión Nacional que se formó para estos efectos. Hemos sido el único partido que no se ha pronuciado públicamente. Nada se dijo respecto de las medidas allí señaladas ni de la agenda propuesta. Parecemos un partido centralista y si es centralista es autoritario, si es centralista quiere concentrar el poder en Santiago y desde allá decidir aspectos importantes de la vida de todos nosotros.

Nosostros, los democratacristianos, fuimos campeones de la regionalización, en el gobierno del presidente Frei Montalva se creó la Comisión Nacional para la Reforma Administrativa, que diseñó la actual estructura de la regionalización en el país. Desde 1990 a la fecha poco hemos realizado, no nos hemos comprometido lo suficiente para otorgar más poder a nuestros ciudadanos en el mundo municipal y regional, todo ha sido con tirabuzón. Al interior de nuestro propio partido, aún estamos supeditados a que en Santiago se puedan nombrar los candidatos para los cargos de concejales y alcaldes, sin consideración a nuestra estructura partidaria. Una y otra escusa se argumenta para seguir tratándonos como niños chicos: que no tenemos las capacidades, que no tenemos la visión, que no tenemos los recursos humanos suficientes, que no tenemos esto o lo otro, pero nunca estamos en condiciones de decidir por nosotros mismos.

A estas alturas, esto es inaceptable. Es inaceptable que nuestros camaradas deban ir a Santiago para buscar un padrino que lo lleve a un ministerio porque quiere ser un coordinador territorial de un programa en tal o cual comuna o provincia, es inaceptable que nuestros alcaldes deban peregrinar entre oficinas de funcionarios del gobierno central, entre jefes de gabinetes y otros, para que les aprueben un proyectito, para que les digan al intendente que ponga su proyecto en tabla. Es inaceptable camaradas, que se instalen santiaguinos en cargos de gobierno en nuestra región, que vienen dos o tres veces al mes y sin ningún respeto a nuestra estructura política y a los profesionales de nuestra región.

Todo lo anterior existe, porque no levantamos la voz, porque somos complacientes… porque somos cómplices.

Nuestro partido no tiene que pasar ningún examen en materia de reformas, porque las únicas que se han realizado en democracia, esas que les gusta llamar “estructurales”, las hicimos nosotros: la reforma agraria, la reforma educacional, la sindicalización campesina, la chilenización del cobre y la promoción popular. Y las hemos hecho con eficacia, técnicamente bien preparadas y con resultados exitosos para Chile. No hemos sabido defender nuestra obra y presencia en la historia, nos ha faltado claridad y determinación.

Y lo peor de todo esto, es que algunos de nuestros camaradas han caído en la tentación de competir con la izquierda en quién es más progresista, en quien es más reformista hoy, como ayer, cuando se competía en quien era más revolucionario. Los de ayer, terminaron en el MAPU y luego en la Izquierda Cristiana; los de hoy suman sus voces descalificadoras a nuestros propios dirigentes…así comenzamos. Cuidado camaradas, hay que aprender de la Historia, para no cometer los mismos errores.

En tercer lugar quisiera referirme a la discusión en educación y en la cual estamos empantanados. Qué paradoja! Suponíamos que esta reforma sería a favor de las familias, de los estudiantes, de los profesores, que fortalecería la educación pública y dignificaría a nuestros docentes. Qué ha ocurrido?: los estudiantes están en contra, las familias están en contra, los profesores están en contra. Se aprobó una reforma tributaria que se justificó para mejorar la educación y nuestros municipios siguen estrangulados y nuestros profesores mendigando recursos. Se aprobó un programa, estamos de acuerdo con él, pero se ha equivocado el gobierno en las prioridades, en la intensidad de los instrumentos y ha sido mezquino con los recursos. Por eso queremos llamar la atención sobre este tema que causa tantas esperanzas pero también incertidumbre en nuestros ciudadanos.

Tenemos que decir con fuerza que las reformas que Chile necesita para mejorar la educación de nuestros niños y jóvenes pasan primero por otorgar a nuestros profesores una carrera profesional que les ofrezca condiciones de estudio, de trabajo y de retiro dignas. No habrá reforma de calidad, sin profesores de calidad. Queremos que se seleccionen a los mejores estudiantes para enseñarles a nuestros niños, queremos que nuestros profesores tengan condiciones de trabajo y remuneraciones adecuadas a su responsabilidad, queremos que cuando nuestros profesores se jubilen, lo hagan con tranquilidad y reconocimiento, y no en condiciones denigrantes como está ocurriendo hoy.

Pero también, tenemos que decirlo ahora: queremos un sistema público con capacidades y recursos suficientes como para apoyar el desarrollo y mejoramiento de nuestras escuelas. Algunos quieren un sistema estatal, volver al Ministerio dicen. Yo creo camaradas que lo debemos exigir, es un sistema descentralizado, público y de calidad. La nueva estructura de la administración de la educación pública tiene que recoger la demanda por mayor descentralización que recorre nuestro país y no un sistema nacional propio de regímenes autoritarios y centralistas. Porque nunca hemos sido un partido estatista, hagamosle honor a nuestra definición comunitaria, eso es lo que nos define y diferencia de la derecha liberal, que quiere que cada uno haga lo que quiera y donde ganan los más fuertes, eso también nos diferencia de esa izquierda melancólica que no se resigna a la “caida del muro” y que usa los sistemas educativos para concientizar y manipular la conciencia de nuestros niños y jóvenes.

Estimados camaradas: Chile y nuestra región necesitan un PDC con posiciones claras para enfrentar el futuro. Nuestros ciudadanos confiarán en nosotros si somos coherentes con lo que somos y no andamos acomodándonos a las pequeñas ventajas que en forma personal podemos sacar. Quiere un PDC verdaderamente fraterno y no que promueve la descalificación entre sus integrantes sin consideración a su honra, a sus familias, a su dignidad de seres humanos. Las pequeñas cuotas de poder no son para darse pequeños gustos, son para realizar los más grandes esfuerzos de generosidad para construir la patria justa y buena a la cual nos invitaba Don Patricio, o la sociedad de hombres libres que nos señalaba don Jaime Castillo.


Estamos llamados a ser carpinteros en esta obra inconclusa. Estamos en el gobierno para aportar a la construcción de un país más humano, estamos en cargos de gobierno para trabajar con pasión y desprendimiento, estamos en cargos políticos para decir con claridad lo que queremos.

miércoles, 9 de abril de 2014

Para desmunicipalizar la educación

En el marco de la discusión previa del proyecto de reforma que el gobierno se ha comprometido a enviar al Congreso Nacional, me preocupan algunos elementos que debiera contener la nueva estructura de gestión que adquirirá la educación pública, pues ellos constituirán parte de un nuevo diseño de nuestro sistema educacional para a lo menos, los próximos 30 a 50 años, por lo que debieran tomarse decisiones que a la vez de ser transformaciones profundas -pues nuestro sistema así lo requiere-, también deben contener una buena dosis de realismo y prudencia.
Creo firmemente que retrotraer la educación pública a un escenario de centralización y estatización contradice toda evidencia respecto de la eficiencia y de la calidad de la educación que generan los diversos sistemas educacionales en el mundo. Permanentemente destacamos como ejemplos a seguir países como Finlandia, Suecia, Gran Bretaña, Canadá, Australia y otros, sin hacer notar que estos son de los más descentralizados. Parece una contradicción que se pretenda centralizar la administración educacional de los establecimientos municipales del país cuando hoy es más evidente que antes la demanda por una mayor descentralización y de consideración por la diversidad de las comunidades. ¿Cómo puede un sistema centralizado garantizar mayores niveles de participación e inclusión social si las decisiones relevantes se tomarán en esferas desconocidas a los ciudadanos? Es sabida la crítica a los sistemas centralizados respecto del alejamiento de la sensibilidad que requiere la incorporación ya no solo al currículo escolar de los temas sentidos en las comunidades como también de las particularidades culturales que otorgan pertinencia y sentido a la acción educativa en los establecimientos a profesores y a estudiantes, sino también, de la oportunidad en que se toman las decisiones más urgentes para superar las dificultades de gestión diaria en los mismos. ¿Por qué Chile necesita un servicio nacional si lo que queremos es mejorar los aprendizajes en la escuela, lugar donde lo gravitante son la calidad de los docentes y de los directivos?, ¿Cómo puede otra oficina en Santiago pretender definir las actividades de extensión escolar o de apoyo a los estudiantes para lograr los aprendizajes que se espera de ellos o de capacitación y perfeccionamiento de los docentes de ciencias en una localidad del norte o sur de Chile? No parece ser el tono de lo que el país necesita.
Tenemos un sistema imperfecto, pero el camino no parece ser volver a esquemas conocidos y de dudosa eficacia en el pasado y en otras latitudes. Además, crear nuevas dependencias a la ya saturada burocracia del sector, en nada aportará a la definición y claridad de responsabilidades de los actores sobre la calidad de los procesos ni sobre los resultados de nuestro sistema educacional, una de las grandes debilidades del actual. En efecto, el carácter difuso en casi todos los ámbitos relevantes, facilita la impronta que cada municipio le otorga a sus escuelas y éste se encuentra fuertemente ligado a la personalidad del alcalde respectivo. La solución no es uniformar, es otorgar claridad a las responsabilidades; un camino efectivo –volviendo a la experiencia internacional- es desalcaldizar sin centralizar. O lo que es más claro aún: fortalecer la descentralización, corrigiendo los errores de la experiencia actual, incorporando capacidades inexistentes en muchos municipios o nuevas agrupaciones administrativas, pero fortaleciendo sus competencias en materias de administración y pedagógicas de modo que tengan verdadera tuición sobre los procesos relevantes de la gestión escolar. Solo de ese modo podremos superar la disolución de responsabilidades actuales y saber a quién exigir mejores resultados en el futuro.
El estado central bien puede fijar sus esfuerzos en asegurar una formación docente de calidad tomando el control de ello en las universidades; en ofrecer programas exigentes de pasantías profesionales al exterior para docentes y directivos e invitar a extranjeros destacados a las distintas localidades del país; en mejorar la disponibilidad de información para la toma de decisiones a los profesionales del sistema; y, en generar oportunidades para la innovación e investigación educacional en todos los niveles del sistema educacional, favoreciendo la cooperación y no la competencia.

Si debemos cambiar lo existente, que no sea para que todo siga igual.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Lanzan Centro de Estudios Regionales Monteverde


Grupo de profesionales que tienen una historia vinculada a actividades públicas y privadas en pro del Desarrollo Regional sintonizan con el fin de concretar debates y movilizar a la Región de Los Lagos en la anhelada descentralización


Muchas veces se menciona la necesidad de generar contenido desde las regiones para lograr un cambio sustantivo en la forma de pensar Chile desde lo local, que tenga sentido de pertenencia y más participación de la ciudadanía entre lo que se requiere y lo que se propone, debido a la  política persistentemente  centralizada que ha tenido históricamente nuestro país y que hoy día genera una evidente tensión. Esto motivó a que un grupo de profesionales de diversas áreas  se organizaran con el fin de dar vida al Centro de Estudios y Acción Regional Monteverde, cuyo fin es generar conocimiento territorial y aportar a las políticas públicas regionales, creando espacios de interacción  que contribuyan al aumento de la densidad institucional y el capital social regional.

Entre sus socios fundadores se encuentran profesionales ligados a la academia, el mundo productivo, empresarial, de servicios e institucionalidad pública,  que buscan generar ideas, abrir espacios de análisis y de reflexión con el fin de corregir la relación asimétrica de las regiones versus el centralismo dominante de las instituciones públicas.
Buscamos aportar al desarrollo regional desde la formación de capital humano, abrir espacios para adherir a una participación democrática representativa con ciudadanía activa y organizada y generar una actitud propositiva con rigor académico en el tratamiento de temas” explica el Ingeniero en Administración y Magíster en Economía y Gestión Regional, Jorge Vera, indicando que en principio “son tres ejes en los que el Centro de Estudios Monteverde pretende concentrarse; la formación de capital humano, la descentralización y gestión pública y el crecimiento y, la sustentabilidad regional, no obstante esperamos que  la dinámica de los territorios de seguro nos irá demandando nuevas áreas de trabajo”.
La actividad se realizó el jueves 13 del presente con la exposición “Formación de Capital Humano: Eje Estratégico del Desarrollo de la Región de Los Lagos”, a cargo del destacado profesional e integrante de la entidad Carlos Delgado Álvarez, profesor y Magister en Política Educativa, en el Auditorio de la Universidad Santo Tomás de Puerto Montt, ocasión donde se presentó a la audiencia el Centro de Estudios Monteverde y se realizó un panel de comentarios a cargo de autoridades del ámbito educacional entre los que destacan el Seremi de Educación, Carlos Muñoz y  el  Vicerrector del Campus Puerto Montt de la Universidad de Los Lagos Claudio Rivera. Ambos personeros destacaron la iniciativa de la fundación del Centro de Estudios Monteverde y las propuestas realizadas en esta primera sesión inaugural, que congreso a más de 60 personeros públicos, académicos y profesionales de la Región de Los Lagos.
En la propuesta presentada por Carlos Delgado Álvarez, destacó la creación de un Consejo y un Fondo Regional para el Desarrollo de la Formación Profesional, que tenga por finalidad diseñar y poner gradualmente en marcha un  sistema de medición de los aprendizajes de los estudiantes de la Formación Profesional centrado en competencias; establecer un programa de formación y actualización de docentes técnicos con las instituciones de educación superior de la región; crear un Observatorio Regional para la Formación Profesional y el Empleo; y, un Fondo de Becas Regionales para la Formación Profesional, para apoyar tanto a estudiantes como a los trabajadores.
Otros integrantes del Centro de Estudios Monteverde Armando Ruiz, Alejandro Sotomayor, Adolfo Alvial, Hernán Mladinic, Juan Carlos Gallardo, Juan Carlos Silva, Jorge Tramón y Julio Traub.
www.elinsular.cl 

viernes, 30 de marzo de 2012

Chiloé se merece más

Esta semana nos enteramos por los medios de comunicación que el gobierno estaría estudiando la instalación de un Instituto de Educación Superior, el cual, en su segunda fase, podría dictar carreras profesionales. La verdad, eso no es lo que queremos para Chiloé. Aquí se requiere ahora, con urgencia, una institución que nos ofrezca garantías de seriedad institucional, calidad en su oferta educativa y que se inserte y trabaje con nuestra realidad. Que sea capaz de realizar extensión cultural y académica y que investigue nuestras particularidades y potencialidades colocándose al servicio del desarrollo económico y social de nuestra comunidad. Pero no sólo se requiere una universidad que facilite la continuidad de estudios para nuestros jóvenes que egresan de la educación media todos los años, sino que también, para los miles de trabajadores y trabajadoras que podrían reincorporarse a la educación y hacer realidad los sueños de ser técnicos o profesionales y que por falta de oportunidades no lo han logrado.

También queremos una universidad en Chiloé para los cientos de profesionales que hoy se desempeñan en los más diversos sectores productivos y de servicios como la educación, la salud, la acuicultura, los servicios públicos y comunales, la agricultura, el turismo, la alimentación, entre otros, que requieren actualización, nuevas competencias y certificaciones que otorguen solidez a su perfeccionamiento profesional, a través de estudios de post grado y por esa vía, incrementen su aporte al desarrollo de nuestra comunidad.

Actualmente, los eslogan y titulares pretenden decirlo todo, y mucha de esta información es limitada, sesgada o interesadamente escondida. Frecuentemente, en instituciones que persiguen finalidades no declaradas o que logran esconder con sofisticada publicidad, los estudiantes reciben una educación anticuada por parte de personal académico que no ha actualizado ni ha adaptado sus métodos y habilidades pedagógicas para satisfacer a un contingente de estudiantes que es mucho más diverso, como consecuencia de la evolución de la educación superior de elite a una educación más masiva.

Creemos que una universidad perteneciente al Consejo de Rectores, tiene la autonomía para definir sus mecanismos de ingreso realizando variaciones que fortalezcan tempranamente la incorporación de nuestros estudiantes secundarios a regímenes de estudio más exigentes. Nuestros estudiantes actuales, los trabajadores y profesionales de Chiloé, nos merecemos más que un CFT o un Instituto Profesional. Nos merecemos una universidad acreditada, con carreras acreditadas, con trayectoria reconocida y que se comprometa con el desarrollo y no solamente evalúe que los apoyos del gobierno central, regional y local (que hemos comprometido) son una oportunidad más para sus negocios. Chiloé se merece más.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Manipular no es una buena palabra


Los profesores en sus tareas docentes de cada día, difícilmente pueden modificar el curso global de los acontecimientos que tanto inciden en lo que hacen. Tampoco pueden ignorar ni desentenderse de si lo que hacen contribuye o no a generar condiciones sociales más justas en las que haya un lugar digno para todos y cada uno. La ética profesional queda incompleta y distorsionada si no se enmarca en la perspectiva de una ética social, desde la que poder discernir en qué contribuye o puede contribuir en general y en concreto el propio ejercicio profesional a mejorar la justicia de la sociedad.

Toda ética profesional tiene su núcleo inspirador y su aliciente máximo en los bienes intrínsecos que se propone realizar. Es algo tan obvio como, en ocasiones, olvidado. Cuidar la salud con arreglo a los conocimientos y técnicas disponibles es el bien intrínseco de la profesión médica; el bien intrínseco a la práctica de la docencia es que los alumnos aprendan, entonces, el ejercicio ético docente implica un gran deber: ante todo enseñar, entendiendo la enseñanza como ayudar a aprender. Pero también presupone saber, haber aprendido lo que enseña y estar al día en la materia que enseña, de la que es profesor.

En esta línea, el buen profesor, tiene que saber renunciar a determinadas formas de actuación que representan un uso indebido de la posición de poder que ostenta, por supuesto para evitar abusos contrarios al respeto que merece la dignidad de todo ser humano, pero incluso para realizar actividades que, en otro contexto pueden ser perfectamente lícitas y legítimas. La posición de superioridad inicial (en edad, experiencia, saber y posición social) no debe servir para intentar ejercer una influencia, v.g. religiosa o ideológica. Más claro aún: los profesores, en el ejercicio de sus tareas profesionales, deben abstenerse de intentar ejercer el proselitismo alguno, utilizando su posición y su poder para inculcar sus convicciones personales violentando la conciencia de sus alumnos.

El diccionario de la RAE dice que manipular es “Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares”. De aquí se desprende la condición de la víctima de la manipulación, quien jamás reconocerá que está siendo o ha sido manipulada, sino que afirmará siempre con rotundidad que sus ideas y planteamientos son fruto de su libertad de pensamiento. El extremo de esta situación se da cuando la víctima ya manipulada pasa de la simple idea al ejercicio de la violencia física contra personas de ideas contrarias, aunque esas personas se manifiesten pacíficamente por sus derechos o por la libertad que no disfrutan. Ahí, la extensión del brazo del manipulador se materializa físicamente y actúa como un control remoto en los cuerpos y mentes de los manipulados.

La ética profesional no se agota en las relaciones bilaterales entre los profesionales y los destinatarios de sus servicios, en nuestro caso entre profesores y alumnos, educadores y educandos. Se ejerce en el marco institucional de un centro educativo de enseñanza primaria, secundaria o superior, público o privado, con un currículo organizado en el que a cada profesor corresponde desarrollar las tareas, con los objetivos y contenidos asignados en el currículo, conforme a criterios fijados de antemano, en el marco de una estructura organizativa en la que las competencias propias y ajenas están también prefijadas en gran medida. Parafraseando a Delors, el ejercicio profesional honesto requiere valentía para aprender a conocer y decir, para aprender a hacer bien lo que debemos, para aprender a vivir juntos y a vivir con los demás, y de esa manera seremos más libres y mejores.

viernes, 5 de agosto de 2011

Si, es un mal gobierno

Definitivamente, la derecha no estaba preparada para gobernar. Veinte años fuera del Estado no fueron suficientes para renovar y preparar a sus dirigentes políticos y técnicos como para ofrecer al país un gobierno administrativamente eficiente, socialmente activo y políticamente competente. Antes de cumplir la primera mitad de su periodo, aparece como un gobierno cansado, incapaz de resolver los conflictos sociales que demandan mejoras en sectores que ellos mismos alimentaron mientras fueron oposición. Un caso paradigmático es la educación, durante los gobiernos pasados tenían recetas para todo, a cada escollo o mala evaluación, tenían una respuesta y proponían que ellos cambiarían las cosas. Pues bien, ahora que son gobierno, aún no sabemos qué es lo que van a realizar, porque del programa con el que fue electo el actual presidente, nadie se acuerda.

Este gobierno no tiene una visión estratégica del país que queremos, vive a la defensiva de la ciudadanía, reaccionando a las aspiraciones que alimentaron desde la oposición. Una coalición seria, que pretende gobernar de manera responsable un país, mientras está en la oposición, se prepara para hacerlo, no sólo en materia programática, sino también respecto de las personas responsables de implementar el programa. En estas materias lo que ha predominado es la improvisación, no sólo en los nombramientos relevantes como el de ministros que duran solo horas en sus cargos, sino en la carencia de personas competentes y comprometidas para asumir responsabilidades en el servicio público, tan es así, que se ha tenido que recurrir una y otra vez a políticos que habiendo sido elegidos para cumplir la función de representación, sin ninguna consideración por sus electores, han sido seducidos por un cargo ejecutivo burlando a la ciudadanía con reemplazantes designados.

El presidente no cumple sus compromisos. Prometió a destacado analista político -con el objetivo de ganarse su adhesión en la campaña electoral-, que no integraría en su gobierno a alguien que hubiese estado involucrado en el gobierno militar, a poco andar, por todo el estado, desde los ministros a jefaturas de servicio, vemos antiguas caras que nos recuerdan ese pasado. Lo mismo ha ocurrido con los conflictos de interés, algunos de los cuales ya han sido objeto de escándalo o están en tribunales de justicia. Prometieron terminar con la delincuencia, usaban frases como: “en nuestro gobierno se les acabará la fiesta a los delincuentes”, y ahora vemos que el ministro del interior responsabiliza a los canales de televisión por la profusa actividad delictual con que inician los noticiarios, ante el aumento de la delincuencia en el país.

La agitación social de estos días da cuenta de una falta de liderazgo en la conducción del Estado, por doquier surgen reivindicaciones que nadie es capaz de canalizar institucionalmente o enfrentar en un espacio de deliberación, en el cual podamos escuchar a los gobernantes argumentando las razones de sus decisiones. La actuación en el espacio público requiere de deliberación con los ciudadanos y sus representantes sin descalificarlos porque tienen opiniones diferentes. Requiere además, que las autoridades tengan la capacidad de dar razones de sus actos o de sus superiores en el ámbito de sus competencias. En el mundo actual es imposible pretender gobernar de espaldas a los ciudadanos, a los electores; la apertura de los medios de comunicación, su transversalidad y pluralismo, hacen imposible pretender que con una actitud de fronda propia de tiempos añejos, se enfrentarán y resolverán los complejos desafíos que son preocupación de los ciudadanos y que los gobernantes debieran asumir con urgencia.

jueves, 21 de julio de 2011

El fin del lucro

He tomado conocimiento del avance de un estudio en el cual se da cuenta de los resultados que obtienen los estudiantes de segundo medio, tanto en lenguaje como en matemática, según la medición del Simce. Una conclusión categórica: los establecimientos escolares que tienen dueños que han expresado su voluntad a través de sociedades comerciales anónimas; sociedades comerciales limitadas, preferentemente familiares; y personas naturales, es decir, personas jurídicas o naturales con fines de lucro, sus estudiantes tienen más bajos resultados de los sostenedores educacionales que carecen de la finalidad de lucrar con el servicio educativo, como son las fundaciones y corporaciones confesionales y no confesionales y los establecimientos administrados por las municipalidades.

Pareciera ser que el tipo de administración importa, que la finalidad de obtener utilidades económicas y los buenos resultados escolares no se llevan bien. En efecto, en los cuatro quintiles de más bajos ingresos, donde se encuentran la educación municipal con la particular subvencionada, al separar esta última en con fines de lucro y sin fines de lucro, los aprendizajes de los alumnos, según el Simce, en los establecimientos con fines de lucro, son los más bajos. Los padres debieran tener mayor cuidado al elegir el establecimiento escolar para sus hijos, aquellos con fines de lucro no tienen toda su atención centrada en mejorar el servicio educacional, sino en generar excedentes que permitan obtener ganancias por la inversión realizada y por lo tanto empobrecen el proceso de enseñanza. En cambio, los establecimientos escolares que dependen de los municipios y de fundaciones o corporaciones, que por definición no buscan lucrar con el servicio que prestan, tienen un foco, una preocupación: ofrecer un servicio educacional de calidad, y como consecuencia de ello, los aprendizajes de sus estudiantes son superiores.

Esto no sólo es privativo del sistema escolar chileno. El sistema universitario norteamericano, que acepta el lucro, no tiene ninguna institución de renombre internacional que destaque por su calidad; las más famosas de sus universidades o son estatales o son sin fines de lucro. En nuestro país, las universidades privadas que han desacreditado la ampliación de la cobertura y que han truncado los sueños de muchos de nuestros jóvenes, pertenecen a sociedades comerciales nacionales e internacionales. El lucro no se lleva bien con la educación de calidad.

Hay razones éticas y técnicas para oponerse al lucro en la educación. Hay razones políticas para hacerlo, por lo tanto, más allá de los intereses afectados, estos son intereses privados que no pueden estar por sobre el interés general de la nación. Con urgencia se requiere tomar medidas que tiendan a la eficacia educativa, que incrementen las capacidades de las personas para enfrentar un futuro cada vez más incierto y exigente, y una que reclamamos todos, es esta, que la educación sea un servicio administrado sin fines de lucro, que prime su condición de derecho al de bien de consumo, y si bien las familias tienen derecho a invertir en la educación de sus hijos, los administradores deben utilizar esos recursos en esa finalidad y no desviar los esfuerzos de las familias chilenas al enriquecimiento personal.

martes, 21 de junio de 2011

Respeto para los profesores

Siempre he señalado que uno de los factores asociados al mejoramiento de la valoración social de los docentes es el respeto que se les debe tener. Oportunidad que tengo le hago saber a los padres y a los estudiantes lo significativo que ello es para generar espacios apropiados para una enseñanza de calidad. Un profesor respetado por sus alumnos, por los padres de éstos y por toda la comunidad, es un profesor motivado, que se plantea con seguridad en sus conocimientos y estrategias de enseñanza y con confianza en la utilización de sus criterios de evaluación. Un docente respetado es en sí mismo un valor formativo para todos los miembros de la comunidad escolar.

Si los padres y la comunidad descalifican por distintas razones el comportamiento, relativizan su autoridad o dudan de sus conocimientos, están transmitiendo a los niños y jóvenes una visión menospreciativa de su persona y de su labor. Esto obliga a reconocer que un docente lo es siempre: no sólo en la sala de clases y el centro educativo, sino que también y especialmente en los espacios públicos. Estoy obligado moral y profesionalmente a tener un estándar superior si quiero me respeten como docente, como profesor y maestro. Los jóvenes son duros cuando les llega el momento de juzgar a sus antiguos docentes y generalmente no coinciden aquellos que buscan el halago fácil y complaciente con el “buen profesor” que recordamos.

La mayoría de nuestros docentes son mujeres, madres. Muchas son directoras y merecen por esta condición respeto adicional, no sólo de sus alumnos, sino también de sus colegas. Escribo esto luego de conversar con la Directora de uno de nuestros liceos, quien me relata los acontecimientos del día de ayer en el frontis de su establecimiento: estudiantes de otros establecimientos groseros e irrespetuosos no sólo con su persona, sino con la institución escolar que acosaron y amenazaron con agredir, incluidos a sus integrantes que no compartían su estrategia de movilización. Pero lo que más me entristece, es cuando escucho que “colegas” eran parte de esta agresión.

Todos tenemos derecho a manifestar nuestras objeciones a la autoridad de turno, en ello encontraremos aliados, pero también detractores. Así como acojo y respeto a mis aliados, quienes no coinciden coyunturalmente conmigo también merecen el respeto a sus ideas y a su integridad física. Quienes leen esta opinión pueden estar de acuerdo conmigo, con que hay que ser tolerantes y respetar a quien opina distinto, no creo que algún miembro de esta comunidad avale el comportamiento basto, ordinario, carente de educación en suma de algunos de los profesores a los cuales les hemos entregado lo más preciado que tenemos: la educación y formación de nuestros hijos e hijas. Hay una cualidad que es más necesaria aún en quienes han optado, están llamados o por último eligieron éste como el trabajo para sustentar sus vidas, esa es la consecuencia. Las ideas, especialmente las buenas, no se gritan ni se imponen, para vencer hay que convencer.

Las oportunidades de esta crisis